lunes, 27 de julio de 2015

Nos alcanzó el hambre

Noel Álvarez*

Los venezolanos fuimos bendecidos por la providencia proveyéndonos de casi todas las riquezas, sin embargo, pareciera que el gran creador se propuso equilibrar la balanza dotándonos de una “raza” muy especial llamada “gobierno venezolano”, que se ha encargado de secuestrar las riquezas naturales, disponiendo de ellas y distribuyéndolas inequitativamente a su real saber y entender. A pesar de las grandes asimetrías económicas existentes, el tema de una hambruna, siempre se ha percibido lejano en nuestro país. Sin embargo, hechos recientes, me llevan a pensar que este flagelo está frente a nuestra puerta y a punto de poner sus nudillos en ella.

En mi último viaje a Barquisimeto, presencié dos hechos que me impresionaron.  Luego de  descender del avión, después de pasar 5 horas en el aeropuerto, fuimos a comer pollo en brasas. Mi primera sorpresa fue en la cola para comprar el ticket, detrás de nosotros, unas personas, vestidas medianamente, hacían su presupuesto para comer. La familia estaba compuesta por dos adultos y dos  niñas. La señora le confesó a su esposo que la  plata solo les alcanzaba para comprar tres piezas de pollo.

Ese lugar todavía me reservaba otra sorpresa;  hicimos nuestro pedido y nos sentamos a la mesa a consumirlo. Mientras comíamos noté que unas personas nos miraban fijamente. Dada la inseguridad reinante en el país, pensé que podrían atracarnos. No habíamos terminado de comer, cuando las personas se abalanzaron sobre nuestros platos para recoger el sobrante. Nos contaron que con eso harían una sopa para cenar toda la familia. No lo podía creer, quedé fuertemente impactado, preocupado por la situación. ¿Cuántos más estarán pasando hambre?

Cuando uno presencia situaciones como ésta, recuerda lo que le han contado que pasaba en el Chile en los años setenta. En algunas  ciudades la gente  se reunía y aportaba una cuota, en dinero o especies, para hacer sancochos comunitarios que les permitía sobrellevar el hambre y escasez que vivía ese país en esa época. Recientemente  recordamos la tragedia que vivió el pueblo argentino, durante su ultima gran crisis económica: las personas de escasos recursos deambulaban por las calles, registrando las bolsas llenas de basura, intentando localizar entre los restos de comida, algo medianamente útil que les permitiera sobrevivir.

El fantasma del hambre  se acerca a pasos agigantados y por más que trato, no veo que el pitcher esté haciendo algo para ganar el juego, Para enfrentar situaciones tan extremas, el pueblo convertido en manager se ve en la necesidad de pedirle la bola al lanzador, por su incapacidad de poner out a los bateadores.


*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
@alvareznv

lunes, 20 de julio de 2015

La inflación llega a los colegios

Este artículo de opinión está siendo publicado por 41 medios de comunicación en Venezuela y 1 en Estados Unidos


Noel Álvarez *

Ser padre es una bendición, pero también es una enorme responsabilidad. En este momento llevar adelante ese importante rol en nuestro país significa un enorme sacrificio, un estrés enorme debido a un sinnúmero de dificultades que hay que enfrentar. En este momento padres y representantes se encuentran ante las dificultades que entraña dar educación de calidad a sus hijos. Equipar a un estudiante los tiene de cabeza. 

El incremento de la matrícula escolar en los colegios privados, proveer a sus hijos de uniformes y de la lista escolar para algunos amerita endeudarse. No es para menos, en muchas instituciones escolares las mensualidades se han incrementado hasta en un 100 por ciento. Para los que tienen más de un hijo, poder mantenerlos en sus colegios se presenta cuesta arriba.

En cuanto a la lista de útiles escolares, además de los escasez, el incremento en los precios es espeluznante. El precio de los cuadernos oscila entre 300 y 500  bolívares. Una resma de papel a precio regulado mil cien bolívares, pero no se consigue. Los bachaqueros las venden a 3 mil. Así podríamos enumerar una gran cantidad de productos cuyos precios no escapan a la inflación. Los comerciantes se quejan porque además de tener dificultades para poder llenar los anaqueles, cuando éstos llegan vienen con el nuevo precio, no pueden vender a pérdida. De igual forma, los uniformes y los zapatos están por las nubes. 

Por su parte, las instituciones educativas no la tienen fácil. Los costos de mantenimiento, el incremento de los sueldos y salarios, es decir, la estructura de costos, que no es fácil predecir en un país en el que la inflación se dispara casi que día a día, los ha llevado a tener que subir las mensualidades hasta en un 100 por ciento para poder honrar sus compromisos. Por supuesto, que la comunidad educativa debe revisar exhaustivamente la estructura de costos para poder aprobar el aumento. Sin embargo, tomando en consideración que un bombillo, por solo citar un ejemplo, se consigue hoy en 600 bolívares, no hay que ser economista para concluir que el mantenimiento de la infraestructura escolar necesariamente debe estar acorde con la inflación.

¿Qué hacer? Aunque la situación no es fácil, es necesario hacer un esfuerzo mancomunado para poder continuar, sin sacrificar la calidad de la educación. Por ejemplo, intentar hacer una lista más eficiente, administrarla para hacerla más viable. Un derroche de creatividad por parte de padres y representantes conjuntamente con los docentes estoy seguro dará buenos frutos. El venezolano se ha caracterizado por saber enfrentar las dificultades, ese es el gran reto para las comunidades educativas. “Los problemas están destinados a despertarnos, no a desalentarnos. El espíritu humano crece a través del conflicto”.  William Ellery Channing. ¡No desmayemos!.


*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
@alvareznv

viernes, 17 de julio de 2015

"No sirve una mirada ideológica, que los termina usando a los pobres al servicio de otros intereses políticos o personales./Las ideologías terminan mal, no sirven / Piensan por el pueblo, no dejan pensar al pueblo. O como decía aquel agudo crítico de la ideología, cuando dice, sí pero esta gente tiene buena voluntad, quiere hacer cosas para el pueblo; sí, sí, todo por el pueblo, pero nada con el pueblo./
"Alguien me dijo, mire, fulano de tal está secuestrado por el ejército; haga algo. Yo no digo si es verdad, no es verdad, si es justo, no es justo. Pero uno de los métodos que tenían las ideologías dictatoriales del siglo pasado era apartar a la gente, o con el exilio, o la prisión, o en el caso de los campos de exterminio nazis, te apartaban con la muerte"./
"El chantaje es siempre corrupción. Si vos hacés esto, te vamos a hacer esto, con lo cual te destruimos. La corrupción es la polilla, es la gangrena de un pueblo".  Esta última es contundente pensando en quien gobierna aquí:"Si no dialogan no sirve para nada. Y si chantajean no sirve para nada".  Jorge Mario Bergoglio



lunes, 13 de julio de 2015

La vacuna o la vida

Noel Álvarez*

Bajo esta terrorífica amenaza por parte de quienes ofrecen una supuesta protección al margen de la ley, viven comerciantes, dueños de finca,  ciudadanos, en gran parte del territorio nacional.  Las víctimas del chantaje sospechan que quien los amenaza, podría formar parte de los organismos que deberían defenderlo de la acción del hampa. 

Cuando uno ve las películas de las mafias de Chicago o cuando lee lo que pasa en Colombia, piensa que  eran otras épocas o consecuencia de un país en guerra. La pesadilla del terror  está tocando a nuestras puertas. Las historias son  espeluznantes. El  propietario de un modesto negocio en el centro del país cuenta que debe pagar 25 mil bolívares semanales de protección y que además desistió de abrir  otro negocio porque la suma que pedían por la “vacuna” era exorbitante. Historias como estas se repiten, los sucesos que registran los medios de comunicación dan cuenta de una escalada del hampa, los organismos de seguridad del Estado parecieran no contar con la cantidad de hombres y equipamiento para enfrentar a los malvivientes, a las mafias organizadas.

En una hacienda en Trujillo, acaban de asesinar una persona porque se negó a ser extorsionado. Miles de personas en toda Venezuela son amenazadas con secuestrar, asesinar  a sus familiares, si no pagan una determinada cantidad. Yo viví una terrible experiencia como esa. En la carretera vieja de Mariara los antisociales, portando armas largas, montan alcabalas móviles,  bajan a las personas de los carros, las roban, algunas son violadas y hasta asesinadas.

Además de los robos masivos, tipo comando que están ejecutando en Caracas, el cobro de “vacuna” se está multiplicando en la ciudad capital. Hace escasos días mataron a un  comerciante colombiano en la Candelaria porque se negó a ceder ante el intento de extorsión. Indague entre otros comerciantes de la zona, la  respuesta fue que eso está  pasando desde hace tiempo, pagan para salvar sus vidas,  la de su familia, para preservar sus propiedades, poder seguir trabajando, generando empleo, viven en permanente zozobra, acorralados por el hampa,  desamparados, sin recibir la protección que está obligado el Estado a proporcionar a los ciudadanos.  

Es inconcebible que  el Estado  no decrete una emergencia ante la escalada del hampa, que no tome en serio la grave situación. ¿Estamos en presencia de la colombianización de la seguridad? ¿Será incapacidad de los gobernantes o responderá a una política oficial para amedrentar a la población? Independientemente de la respuesta a las interrogantes anteriores, la gente se encomienda a Dios, esperando no ser la próxima víctima.

*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
@alvareznv

lunes, 6 de julio de 2015

Desventuras de un viajero


Noel Álvarez*

Poco me gusta hablar en primera persona de lo que me sucede, me gusta o hago, pero en esta oportunidad una amiga me convenció al decirme, que si no hablamos quienes tenemos la posibilidad de expresarnos en los medios de comunicación, ¿quién hablará por quienes no pueden hacerlo? Esto me persuadió de relatar un hecho muy lamentable que me pasó durante mi último viaje.

Fui invitado a participar como ponente en la Asamblea anual de la Asociación Profesional de la Industria Funeraria (ASOPROINFU), celebrada en Porlamar. Me remitieron el boleto con el siguiente itinerario, ida: 25 de junio, hora 7:40 pm y el  retorno: 27 de junio, hora 10 pm, ambos por Aeropostal. Llegué a Maiquetía dos horas antes de la salida del vuelo, para mi sorpresa, este salió puntual. Al desembarcar en Nueva Esparta, pensé confirmar mi vuelo, pero desestimé la idea ¡craso error!

Presenté mi ponencia el 26 de junio. Durante la mañana del siguiente  día, sábado para mas señas, se celebraron las elecciones y por la tarde me dispuse para el retorno; a las 7:20 pm  me trasladé  al aeropuerto. Al llegar me sorprendió encontrar las taquillas de Aeropostal cerradas. Ante la ausencia de personal en los mostradores, me dirigí al modulo de información. La joven que me atendió allí, consultó mi boleto y me notificó que ese vuelo no existía los sábados, desde hace  6 semanas, aproximadamente.

Múltiples preguntas cruzaron por mi mente: ¿Cómo suspenden un vuelo sin notificarle a los interesados? Si el vuelo no existe los sábados ¿Donde me colocaron? y ¿Qué puede hacer una persona que no tenga dinero para pagar el hospedaje, traslado y comida?. Por fortuna yo recibí el auxilio de mis anfitriones, pero el que no tiene esa suerte, simplemente debe quedarse a dormir en el aeropuerto hasta conseguir viajar a su destino. Al día siguiente, domingo,  continuó mi vía crucis. La aerolínea se escudó en un supuesto mensaje a un destinatario y teléfono fantasma. Nunca recibí ese mensaje. Para el vuelo de la noche ni siquiera me colocaron en lista de espera. ¡Quédese por allí para ver que sale! Me soltaron a quemarropa. Pero cerraron el vuelo sin vacantes, ¡vengase mañana a las 6am! Me dijo una empleada, con cara de pocos amigos, ¡pero sin garantía!

Me tracé como meta, esperar hasta que llegara el vuelo de esa noche, hecho que sucedió como a las 11pm, quizás por la insistencia o para quitarse el fastidio de tenerme allí estorbando, me permitieron embarcar en ese último vuelo, que terminó despegando a las 12:05 am. Al llegar a Maiquetía no había taxis. La divertida anécdota de mi traslado a Caracas será el objeto de otro artículo. Muchos pasajeros que no encuentran como trasladarse hasta sus hogares, deben permanecer en el aeropuerto, expuestos a que les suceda cualquier cosa, ya que, solo a partir de las 4 am, comienzan a operar los taxis.

Los retrasos y abusos de las líneas áreas se han convertido en rutina; muchas personas languidecen a la espera de la salida de sus vuelos: Las aerolíneas se lavan las manos y las autoridades no han podido resolver la grave situación. Las primeras se quejan de la falta de dólares para mejorar el servicio y mientras tanto, los pasajeros debemos soportar todo tipo de abusos. El pésimo servicio es el reflejo del lamentable caos que impera en el país, en casi todos los servicios.


*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
@alvareznv

jueves, 2 de julio de 2015

No More Hiding From Venezuela’s Abuses


Don’t be misled by news about elections—the government violates human rights, emboldened by the international community’s silence.

The Venezuelan government announced last week that it will hold parliamentary elections on Dec. 6. This news wouldn’t have attracted much attention if it weren’t the result of a 30-day hunger strike by imprisoned opposition leaders Leopoldo López and Daniel Ceballos. It is encouraging to see the Venezuelan government make motions toward respecting democracy—but a true election cannot be held when more than 75 political prisoners languish in jail. 

Venezuela must be held accountable for its human-rights abuses. We can start by speaking out against the imprisonment of the numerous opposition figures. Unfortunately, important voices—namely, Venezuela’s neighbors in Latin America—have remained muted. 

This reluctance to take a stand is startling. Venezuela’s economic and security situation is dismal, as is the government’s response to citizen frustration. Since the 2014 street demonstrations, during which hundreds of thousands of Venezuelans protested against the corruption and repression that plague the country, President Nicolás Maduro’s government and state-sponsored thugs have killed at least 43 people and arrested more than 3,000. 

Mr. López recently completed his 16th month in jail for his role in helping organize the protests. This is not a criminal offense, and he should be a free man. He has advocated peaceful responses to injustice; he has urged the people of Venezuela to resolve their problems in accordance with the country’s constitution. Much as with other practitioners of nonviolence—Mahatma Gandhi and Martin Luther King Jr.—Mr. López is paying a high price for his pursuit of justice. Now that the hunger strike has ended, I urge the Maduro government to allow the Red Cross access to the 100 or so citizens who joined the hunger strike in solidarity. 

During all this, Latin American leaders have been hiding behind excuses. When the U.S. in March imposed sanctions on human-rights violators in Venezuela, Latin American countries responded by adopting a resolution in support of the country, citing “the principle of nonintervention.” 

I understand the trauma of colonialism. Yet without the international community, my home country of South Africa would have suffered a lot more bloodshed. It was the boycott and sanctions regime, coupled with internal resistance, that ended apartheid, the darkest chapter in South Africa’s history. The international community did not really mobilize, however, until after the 1960 Sharpeville Massacre, in which 69 people were murdered for protesting peacefully. The world should not wait for a similar massacre to take action in Venezuela.

The way to address the grave human-rights situation in Venezuela is not to protect the leaders who manipulate postcolonial sensitivities and history to maintain an iron grip on power. Latin America and the world must go beyond rhetoric. Governments must demand the immediate release of all political prisoners as an imperative to global engagement with Venezuela. It is also time for Latin American governments to work with multilateral institutions like the Organization for American States and the United Nations to demand that Venezuela respect the dignity and humanity of all its people. Their inaction gives Mr. Maduro license to act with impunity. 

Yet I also believe, like the Catholic Church, in mercy and forgiveness. It is not too late for President Maduro to change course. In 2016, the Catholic Church will celebrate the Holy Year of Mercy, which, according to the Vatican, “serves as an invitation to follow the merciful example of the Father who asks us not to judge or condemn but to forgive and give love and forgiveness without measure.” With the support of Pope Francis, I pray that Nicolás Maduro will honor the Holy Year of Mercy early and free Venezuela’s political prisoners.

Mr. Tutu is archbishop emeritus of Cape Town and recipient of the 1984 Nobel Peace Prize.

OSCAR ARIAS: ALGO HICIMOS MAL

Palabras del Presidente Óscar Arias, de la República de Costa Rica en la Cumbre de las Américas. Trinidad y Tobago. 18 de abril del 2009 - 

“Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se reúnen con el presidente de los Estados Unidos de América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre, es para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros. No creo que eso sea del todo justo. No podemos olvidar que América Latina tuvo universidades antes de que Estados Unidos creara Harvard y William & Mary, que son las primeras universidades de ese país. No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750 todos los americanos eran más o menos iguales: todos eran pobres. Cuando aparece la Revolución Industrial en Inglaterra, otros países se montan en ese vagón: Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda… y así la Revolución Industrial pasó por América Latina como un cometa, y no nos dimos cuenta. Ciertamente perdimos la oportunidad. También hay una diferencia muy grande. Leyendo la historia de América Latina, comparada con la historia de Estados Unidos, uno comprende que Latinoamérica no tuvo un John Winthrop español, ni portugués, que viniera con la Biblia en su mano dispuesto a construir “una Ciudad sobre una Colina”, una ciudad que brillara, como fue la pretensión de los peregrinos que llegaron a Estados Unidos. Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que el de Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur –en cuestión de 35 ó 40 años– es un país con $40.000 de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos. ¿Qué hicimos mal? No puedo enumerar todas las cosas que hemos hecho mal. Para comenzar, tenemos una escolaridad de 7 años. Esa es la escolaridad promedio de América Latina y no es el caso de la mayoría de los países asiáticos. Ciertamente no es el caso de países como Estados Unidos y Canadá, con la mejor educación del mundo, similar a la de los europeos. De cada 10 estudiantes que ingresan a la secundaria en América Latina, en algunos países solo uno termina esa secundaria. Hay países que tienen una mortalidad infantil de 50 niños por cada mil, cuando el promedio en los países asiáticos más avanzados es de 8, 9 ó 10. Nosotros tenemos países donde la carga tributaria es del 12% del producto interno bruto, y no es responsabilidad de nadie, excepto la nuestra, que no le cobremos dinero a la gente más rica de nuestros países. Nadie tiene la culpa de eso, excepto nosotros mismos. En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro veces más rico que un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano norteamericano es 10, 15 ó 20 veces más rico que un latinoamericano. Eso no es culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra. En mi intervención de esta mañana, me referí a un hecho que para mí es grotesco, y que lo único que demuestra es que el sistema de valores del siglo XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica también en el siglo XXI, es un sistema de valores equivocado. Porque no puede ser que el mundo rico dedique 100.000 millones de dólares para aliviar la pobreza del 80% de la población del mundo –en un planeta que tiene 2.500 millones de seres humanos con un ingreso de $2 por día– y que gaste 13 veces más ($1.300.000.000.000) en armas y soldados. Como lo dije esta mañana, no puede ser que América Latina se gaste $50.000 millones en armas y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo nuestro, presidente Correa, de esa desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos necesarios para detener la degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas. Uno va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos en los sesenta, setenta u ochenta. Parece que se nos olvidó que el 9 de noviembre de 1989 pasó algo muy importante, al caer el Muro de Berlín, y que el mundo cambió. Tenemos que aceptar que este es un mundo distinto, y en eso francamente pienso que todos los académicos, que toda la gente de pensamiento, que todos los economistas, que todos los historiadores, casi que coinciden en que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Y yo, lamentablemente, coincido con ellos. Porque mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre todos los “ismos” (¿cuál es el mejor? capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo, neoliberalismo, socialcristianismo...), los asiáticos encontraron un “ismo” muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX, que es el pragmatismo. Para sólo citar un ejemplo, recordemos que cuando Deng Xiaoping visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios vecinos se estaban enriqueciendo de una manera muy acelerada, regresó a Pekín y dijo a los viejos camaradas maoístas que lo habían acompañado en la Larga Marcha: “Bueno, la verdad, queridos camaradas, es que mí no me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones”. Y si hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo cuando dijo que “la verdad es que enriquecerse es glorioso”. Y mientras los chinos hacen esto, y desde el 79 a hoy crecen a un 11%, 12% o 13%, y han sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza, nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías que tuvimos que haber enterrado hace mucho tiempo atrás. La buena noticia es que esto lo logró Deng Xioping cuando tenía 74 años. Viendo alrededor, queridos Presidentes, no veo a nadie que esté cerca de los 74 años. Por eso solo les pido que no esperemos a cumplirlos para hacer los cambios que tenemos que hacer. 

Muchas gracias, Óscar Arias