martes, 28 de junio de 2016

Entrevista a un mango



Reuben Morales: ¿Cómo llegaste hasta aquí?
Mango: Me vine rodando.
Reuben Morales: El venezolano los ha convertido en el alimento primordial. ¿Se sienten amenazados?
Mango: Nos hemos estado debatiendo internamente. Algunos piensan que esto es un manguicidio. Otros lo vemos como un sacrificio que estamos haciendo para posicionarnos en lo más alto de la mente del consumidor. Si el gobierno de Luis Herrera fue el del Toronto, el de Maduro es el del mango.
Reuben Morales: ¿O sea que ven esta crisis como una oportunidad?
Mango: ¡Claro! ¿Recuerdas el mangazo que le pegaron a Maduro? Eso no fue casualidad. Nosotros le pagamos a esa persona para que le lanzara el mango justo cuando las cámaras lo estuviesen enfocando. ¡Tremenda campaña publicitaria! Hasta me han entrevistado tesistas de comunicación social interesadas en el caso.
Reuben Morales: ¿Y sienten que la campaña tuvo el efecto esperado?
Mango: ¡Totalmente! Antes nos dejaban morir de mengua en el piso. Ahora somos más cotizados que un empleado de Farmatodo.
Reuben Morales: Me alegro por ustedes.
Mango: Lo malo es que ha bajado nuestra esperanza de vida. Esto tiene muy triste a las mangas.
Reuben Morales: ¿Por qué?
Mango: Ya nadie les dice que están podridas de buenas.
Reuben Morales: ¿Y usted siente que son suficientes mangos para abastecer a toda la población venezolana?
Mango: Suficientes y más diversificados. Antes veníamos como en cinco presentaciones, en cambio ahora te tenemos solomo ‘e mango, punta trasera de mango, cordon bleu de mango, mango guisado, milanesa de mango, mango molido, mango a la brasa, mango frito, mango a la plancha, mango tartar, tajadas de mango, brochetas de mango, mango mechado y ceviche de mango.
Reuben Morales: ¡Bastantes!
Mango: De hecho hay varias marcas interesadas en nosotros. Nos llamaron porque quieren sacar Gatorade de Mango, los “De Toditos” quieren meter chips de mango, Tío Rico quiere sacar el Mangum y McDonald’s quiere convertir los McCafé en Mangonald’s.
Reuben Morales: Entonces están viviendo su bonanza con este gobierno. ¿Se definirían como maduristas?
Mango: Él nos conviene, pero no. De hecho nos aplica esa frase de que la historia se repite dos veces: la primera como tragedia y la segunda como farsa.
Reuben Morales: ¿Por qué?
Mango: Porque a Newton le cayó una manzana en la cabeza y descubrió la gravedad. A Maduro le cae un mango en la cabeza y no ve la gravedad del asunto.
Reuben Morales: Entonces ustedes están del lado de la gente.
Mango: De eso no tenga duda. Y si nos obligasen a darles la espalda, les damos hasta la pepa.
Reuben Morales: Mmm… soy heterosexual, amigo.
Mango: ¡Me refiero a la semilla! ¿Ve? Es que de toda esta bonanza, hay algo que me tiene triste.
Reuben Morales: ¿Qué será?
Mango: Que nuestra temporada se acaba y no he visto venezolanos preocupados por sembrarnos de vuelta para tener más mangos en el futuro. Creo que no hemos aprendido la lección.
En ese momento me sentí aludido. Solté el grabador, le metí un mordisco y me lo comí. La pepa no la sembré. Se la voy a llevar a un amigo en Estados Unidos que quiere sembrar un arbolito de mango en su “backyard” y dijo que me pagaba la semilla en dólares. ¿Voy a pelar ese boche?

@ReubenMorales

lunes, 27 de junio de 2016

Todo Tiene Su Final

Formato del Futuro…

Sólo la naturaleza es capaz de sobrevivir y de mantenerse invariable en su accionar, cuando es ella la que provoca tragedias y destrucciones entre los seres humanos. Ella es única en conducta y reacomodos.

Porque cuando quienes lideran hechos de esas magnitudes son hombres o mujeres que actúan al margen de sus obligaciones de evitar daños, y que lo hacen, además, de espalda a la obligación de admitir equívocos y de apelar a los correctivos que aminoren la fuerza de los estragos, siempre les llega el momento de rendir cuentas. Y así sucede indistintamente de que, desde sus posiciones, y a conciencia, hayan actuado apelando a supuestas intenciones de no promover daño alguno, aunque en el fondo, sepan que el efecto pernicioso de su inevitablemente cuestionable pasantía, desde luego, es el elemento determinante para que la historia describa el alcance del juicio, en este caso, en contra suya, del agresor o destructor

La historia del mundo, precisamente, describe que los conflictos, la penuria humana, el hambre, las guerras y grandes sufrimientos colectivos son aquellos que no se olvidan cuando sus responsables son conductores, líderes, mandatarios  y jefes de gobierno, en quienes  lo que priva y se impone es la fuerza del ego, de la mitomanía y de la ambición desenfrenada del mando perfilado por la inacabable ansias de ejercer el poder, amparada  en muchos casos por la irracionalidad y la agresión.

Nerón. Napoleón Bonaparte. Adolfo Hitler. Benito Mussolini.  Mao Tse Tung. Vládimir Ilich Uliánov (Lenin). José Stalin y tantos otros, sobresalen por sus criminales y sanguinarias conductas al frente del Estado. Fueron responsables de la muerte de millones de hombres y mujeres. Cuando lo necesitaron, fueron capaces de  causar guerras y calamidades en la humanidad. Lo hicieron, desde luego, obedeciendo al empleo de la violencia en contra del derecho humano y ciudadano a la libertad, y apoyados en el falso concepto de una grandeza individual en nombre de las mayorías que, al final, terminaron siendo las peores víctimas de las acciones de esos autodenominados salvadores, vengadores o dispensadores de justicia social .
Como corolario de esas tragedias humanas, ha sido  el cruento final de los líderes y de los dirigentes de ese accionar promotor de miserias, de dolor y del derramamiento de sangre ajena. Mejor dicho, una consecuencia predecible: la inevitable rendición de la cuenta que se evadió permanentemente.

En el caso venezolano, donde todavía se abriga la esperanza de que las diferencias y la polarización política cedan paso a la racionalidad y al espacio adecuado para que se haga sentir la voluntad a favor del entendimiento, el futuro, sin duda alguna, lo marca hoy lo que sucedió el 23 de junio en el seno de la Organización de Estados Americanos. Porque los representantes de sus miembros  se reunieron para escuchar el contenido resumido de un Informe presentado por su Secretario General, Luis Almagro, sobre la actual situación calamitosa que viven Venezuela y los venezolanos.

El Gobierno venezolano negó la veracidad del Informe. Además, como de costumbre, antes que presentar pruebas de lo contrario, negó todo y trató de descalificar al mensajero. Es decir, recurrió al mismo recurso no diplomático, muy parroquial del que ha hecho uso recurrente en el territorio nacional, y terminó evidenciando incapacidad para convencer, además de provocar una inclinación comicial de 20 contra 12 de los presentes, además de dos abstenciones.

Para los venezolanos, tanto los que continúan en su país como los que hoy están dispersos por el resto del mundo, escuchar la síntesis presentada en sólo 20 minutos por el Secretario General de la OEA, de un Informe de más de 100 páginas, detallando la hambruna, la carencia de servicios, falta de medicamentos e inseguridad, entre otras tantas calamidades, fue asumir el rol de testigo excepcional ante la seria descripción de  una verdad inobjetable e incuestionable. Y así sucedió, inclusive, indistintamente de que una parte importante de la población haya asumido la actitud de aceptar la sobrevivencia como recurso de no retorno.

Es la verdad de la muerte prematura por carencia de medicinas, o del paciente con una enfermedad crónica al que se le exhorta a esperar por la llegada del producto salvador que jamás aparece. Es la verdad del hambre que gritan las madres y los padres desesperados por no encontrar el producto necesario para aplacar la exigencia de sus hijos. Es el "toque de queda forzoso" que viven a diario los millones de venezolanos que no quieren ser víctimas de la violencia desbordada, impune y desenfrenada. Es la verdad de la carencia de servicio eléctrico, de agua potable y permanente, de gas y de educación de calidad, entre otros. Es la verdad del preso de conciencia y del que disiente, como se lo garantiza la Constitución, y que espera por la aparición algún día de la justa y verdadera justicia en Venezuela.

En fin, es la gigantesca y dura verdad que ya no pueden ocultar ni minimizar los gritos de la burocracia desesperada por convencer al mundo de que Venezuela es un paraíso, en donde la abundancia de bienes y la libertad son las compensaciones de una ciudadanía que, finalmente, pudo ser feliz, gracias a que ha vivido en la era del Socialismo del Siglo XXI y de la revolución bolivariana.

A pesar de lo inaceptable que le ha correspondido asumir como forma de vida, sin embargo, los venezolanos no quieren un final trágico. Están apelando a la Constitución para que, por la vía de los votos,  se les permita revocar un mandato, lograr una renuncia o poner en marcha una asamblea constituyente que, en cualquiera de sus versiones, permita y facilite  un cambio de rumbo, soluciones a sus múltiples crisis. Cualquier argumento en contra, es frágil, ilegal, dilatorio y extremadamente peligroso en sus consecuencias.

Aún sorprende que se reedite el error histórico de que cuando se está en el poder, a ciertas individualidades les cuesta entender y aceptar que el tiempo es finito y que, en algún momento, debe ausentarse de dicho ejercicio en el cargo. Peor aún: que, además, se subestime la importancia del hecho cierto de que en cualquier solución que se produzca en estos términos, el más beneficiado de una solución política democrática, en paz y constitucional, es el propio partido de Gobierno. Habrá quien le teme a la cesión del poder, quizás por la obligación de rendir cuentas, de entregar cuentas y de querer administrar en silencio la obligación de aceptar que la justicia existe, dentro o fuera del país, y que algún día tocará a su puerta. Pero, como siempre sucede en casos como éste, ese es un asunto de minorías.

Ese mismo partido es el que dice gozar del mayor volumen de adeptos: 18% de la población electoral del país, lo cual adquiere mayor importancia cuando se sabe que  todos los partidos juntos de la oposición no alcanzan al 20%. Desde luego, existe otro 60% no afiliado y que concentra la mayor de la fuerza electoral que rechaza la gestión de Gobierno. Y, en forma global, sin duda alguna, ante una expresión democrática que se manifiesta de esa manera, con voluntad de convertir diferencias en soluciones por la vía electoral, lo que eso plantea es que sí es posible  evitar e impedir violencia por el camino de esa misma forma de concebir salidas, verdaderas soluciones.

Sin duda alguna, negarse a dicha alternativa, a la par del rechazo colectivo en contra de la gestión gubernamental, equivale a darle ocasión franca a lo inevitable: la desintegración del partido gubernamental; llevarlo al borde de su desaparición. Acabar, inclusive, con el juego a la mitología alrededor de un liderazgo que lo está arrastrando y sepultando la denominada fuerza sucesora.

La situación interna, la discusión en la OEA y otros organismos internacionales, la participación de la Iglesia, y la posibilidad de que, finalmente, se constituya una verdadera y confiable expresión mediadora, además de la visita del Subsecretario de Estado norteamericano para asuntos políticos Thomas Shannon en representación del Gobierno Norteamericano, sin duda alguna, constituyen una brisa de esperanza a favor del entendimiento y de las soluciones.

De igual manera, no hay que desestimar la importancia que adquieren las severas diferencias entre quienes rechazan los entendimientos y las posiciones de aquellos que, dentro del propio Gobierno, consideran que hay que avanzar por el camino de las soluciones, y obligan a bajar presiones y tensiones públicas entre ambos grupos. Y más cuando, por otra parte, todos están al tanto de que si difícil fue la administración de la reacción social ante la escasez entre enero y junio, peor será el período de los próximos seis meses del 2016.

Es decir, presumiblemente, casi por la conveniencia que plantea la propia realidad interna y la presión externa, no es descartable que también con julio, comiencen a plantearse y presentarse opciones reales a favor de que cierta dirigencia no incurra en su propio equívoco histórico. Especialmente de aquel que insiste en negarle a su país y a los demás  venezolanos, su legítimo derecho a superar y derrotar las causas que hicieron inevitable que el mundo supiera con certeza este 23 de junio en la OEA, qué es lo que está sucediendo en esta parte del Continente.

Allí, en ese recinto, se desnudó la realidad de una nación que hoy sufre y que se niega a convertir su sufrimiento en un patrimonio existencial. Pero, además, que a partir del esfuerzo de sus ciudadanos, de la confianza en su futuro y de la participación de inversiones privadas nacionales e internacionales, y apoyada en una administración pública transparente, ética y eficiente, también puede ser un ejemplo de prosperidad social en América Latina y en el mundo.

Egildo luján Nava
Presidente de Fedecámaras Miranda y Director de Fedenaga

lunes, 20 de junio de 2016

Salarios de tragedia

En Venezuela tenemos dos graves problemas: la escasez de productos y la precariedad de los salarios. Para disminuir el primero, se debe garantizar el acceso de los productores a las materias primas. Dejo de lado el tema de asignación de divisas porque sostengo que, para tener una economía sana deben desaparecer los controles. Me refiero, entonces a los bienes colocados en el país que servirán para confeccionar los productos que consume la gente.

Para garantizar el abastecimiento, se debe también atender el tema de los precios, estos deben tomar su cauce natural, así el productor invertirá recursos para reponer sus inventarios y en este proceso atenderá las necesidades de los consumidores. Es vital aclarar, no es que los precios suban mundialmente, es que el bolívar, debido a la inflación,  se debilita rápidamente y el productor  para no descapitalizarse,  se ve obligado a actualizar el valor de los productos. Esta es una corrección monetaria, no un incremento en los precios. Explico, si en el mercado internacional un producto ha costado, durante los últimos cinco años un dólar y aún sigue costando lo mismo, pero en Venezuela, en el mismo lapso,  el  producto pasó de costar diez bolívares a mil. La explicación es que antes diez bolívares equivalían a un dólar, pero hoy esa relación es de mil bolívares por dólar.

Abordemos ahora el gran tema ¿Cómo equilibrar los salarios? ¿Cómo lograr que la gente pueda vivir dignamente con su salario? Veamos  el caso de una familia pobre compuesta por dos adultos y dos niños. Ambos padres trabajan, ganando salario mínimo. Sus gastos mensuales, en comida: harina 20.000; carne 15.000;  huevos 6.700; pasta 6.000; arroz 7.200; frijoles 7.500; mayonesa 3.400; salsa tomate 3.400; aceite 3.000; leche 9.600; queso 11.200; mortadela 1.000; papas 4.800; tomates 4.000; cebolla 2.000; azúcar 8.000;  café 4.000. Gastos en transporte 11.200. Gastos en ropa, promedio 10.000. En total 135.000. No se han incluido medicinas, artículos de higiene y limpieza, inscripciones y materiales escolares, tampoco gastos de casa, porque aunque humilde, es propia. En resumen, esta familia tiene unos ingresos de 66 dólares mensuales  y unos gastos que fácilmente superan los 150 dólares. ¿Cómo hace esta pareja  para rebalancear su ecuación? Solo los centros de poder pueden desatar este “Nudo Gordiano”. Por eso, desde mi espacio ciudadano, convoco a los pensadores, de gobierno y oposición, para que discutamos y acordemos como detener el tsunami de la pobreza que amenaza con borrar del mapa, en algún momento, lo que resta de institucionalidad en Venezuela.


*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
@alvareznv

jueves, 16 de junio de 2016

EL CAOS Y SUS VERSIONES

Cumaná es hoy una palabra saqueada. Una ciudad desvalijada. El martes 14 de junio sufrió, quizás, el mayor movimiento sísmico de la crisis nacional. Los titulares hablan de varios heridos y más de 400 detenidos. Los testimonios están salpicados de asombro y pánico. El salvaje oeste de Hollywood llegó al oriente de Venezuela. En tropel. El hambre y la delincuencia se dieron la mano y todo se salió de control. En la tarde el caos crecía, se hablaba de la inminencia de un toque de queda, de tanquetas y guardias apurando su llegada a la zona, mientras Nicolás Maduro, en su show vespertino, se encadenaba y repetía su cansón estribillo contra Ramos Allup (una fijación) y la derecha neocolonialista (bostezo). A su vez, luego de meses desgranando insultos y estridencias contra Obama, ayer dijo que el presidente norteamericano le caía muy bien. Un giro oportuno en su proverbial furia antiimperialista, pues Estados Unidos, a través de John Kerry, aceptó hablar con nuestra virulenta ministra de Relaciones Exteriores. Pero ya todos sabemos de lo efímero y cambiante del discurso presidencial y, sobre todo, sabemos que eso no era lo importante. Lo terrible, lo pavoroso, es lo que sucedía en Cumaná, con réplicas nerviosas en las calles de Catia y Guarenas.
Como siempre, el resto del país se enteró de la revuelta en curso por las redes sociales. Las televisoras, luego de la cadena presidencial, fueron sumamente pudorosas. La espada de Damocles sobre las concesiones radioeléctricas ejercía su función: castrar la información.
En la noche del martes, a mi chat telefónico llegó un audio. Era la voz de una mujer, con el susto atascado en la garganta: “Amigos, la situación en Cumaná no es nada fácil. Saquearon panaderías, supermercados, ópticas, farmacias. ¡Saquearon todo! Mañana Cumaná no tendrá un solo establecimiento donde comprar el más mínimo enlatado. Este estallido nos agarró con lo que teníamos en la nevera. Aquí todo se acabó. El centro está destruido. Mañana amanece y si no tienes comida en la nevera, no tienes nada que comer. Por favor, yo les pido que este audio lo reproduzcan y que recorra toda Venezuela porque de verdad que el país… yo no entiendo…¿por qué razón tienen que mezclar el hambre con el vandalismo?… Aquí, aparte de los saqueos, los motorizados salieron a la calle y cualquier persona que se encontraban le arrebataban la cartera, gente que atracaban en los carros… un vandalismo total. Esto está horrible. ¡Yo no sé en qué va a parar!”
La primera reacción es de estupor. De susto y honda preocupación. Las redes parecían confirmar lo que narraba la mujer anónima. Pero ya uno ha aprendido a ser receloso con todo lo que venga en formato de cadena. En más de una ocasión han echado a rodar audios tremebundos que solo buscan azuzar a la gente, encender la chispa final, estimular la revuelta social. Yo mismo he sido víctima de esas adulteraciones. Desde hace meses circula por las redes un texto cuya autoría me atribuyen, de carácter incendiario, salpicado de procacidades y arengas un tanto altisonantes. Me he desgastado ante innumerables amigos y desconocidos explicándoles que ese texto no es mío, apenas me pertenece un mínimo fragmento extraído de una crónica del 2014, fragmento que luego fue rudamente aliñado por un inescrupuloso usurpador de identidades.
Pero el audio que reflejaba la terrible situación de Cumaná resultó ser cierto. Yo tengo familia y gente amiga en esa ciudad. No me fue difícil constatar la veracidad de todo lo que narraba con voz de urgencia esa mujer.
En el portal web de Runrunes un trabajo de investigación reseña que, según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), entre enero y abril de 2016 se documentaron 2.138 protestas en el país. Otros datos afirman que, de esas protestas, 264 se han convertido en saqueos o intentos de saqueos. Solo en cinco meses de este exasperado 2016.
A nadie sorprende el nivel de encrespamiento de la calle. Todo lo contrario. El estribillo recurrente es el misterio de por qué aún el país no ha reventado por sus cuatro costados. ¿Qué ha frenado el estallido social? Unos afirman que ya está ocurriendo, solo que es en cámara lenta, progresiva e irreversible. Pero hay un extraño comportamiento en muchos de los saqueos. Eventualmente terminan siendo enriquecidos con la presencia de verdaderos ejércitos de motorizados (colectivos) o respondiendo a una sincronía de tiempo francamente sospechosa. ¿Está el propio gobierno estimulando la violencia en las calles para tener la excusa perfecta de cancelar el referéndum revocatorio? ¿Buscan decretar un estado de conmoción nacional y echar a la basura los intentos de los factores democráticos por cambiar el rumbo de las cosas? ¿Son capaces de jugar con tanta gasolina a la vez? Ellos, por su parte, hacen lo habitual: endosarle el patrimonio de la violencia a la oposición. Es su acto reflejo, su lección aprendida. Un día culpan a Álvaro Uribe, otro a María Corina Machado, a  Gaby Arellano o al propio Capriles. Son predecibles. Demasiado.
La candelita de la irresponsabilidad del gobierno brota por todas partes. Si detrás del descontento popular hay un plan de azuzar las llamas, por su necesidad de huir del revocatorio, entonces hemos llegado al último sótano de la perversión.
El caos, por donde se mire, tiene nombre y apellido: Nicolás Maduro y compañía. Bien sea por su incompetencia o por su alevosía. El gobierno está jugando con las vidas y los ya escasos bienes de los venezolanos. Si el río se sale de cauce, nos inundará a todos. Incluyéndolos. Y, para parafrasear a su padre tutelar, no el cada vez menos eterno, sino el del habano en La Habana: ténganlo claro, la historia no los absolverá.

Por: Leonardo Padrón

domingo, 12 de junio de 2016

¡Gente pa bruta!

En los anales de la estupidez humana, el episodio venezolano del “comunismo chavista” será reconocido como uno de los más grandes, por los tiempos en los que ocurrió, en plena modernidad. Si los estudiantes rusos de la actualidad, en sus lecciones de bachillerato rescritas, nada menos que por su Academia de las Ciencias, tienen que aprender que su socialismo fracasó porque “fueron incapaces de estimular la producción” y que “los productos eran incapaces de competir en calidad” con occidente, esa rendición, ante el antiguo enemigo, no es nada en comparación a lo que entendió el vulgo ruso ahora, soviético antes, en carne propia, cuando las mayorías cayeron en cuenta de que su modelo tenía un techo de cristal que impedía que todos fueran felices porque terminó, claramente, impidiendo que la gente comiera sus tres comidas al día.
Por eso la generación de Vladimir Putin es una generación surgida de las vicisitudes de la Post Guerra, endurecida por sus carencias durante la Guerra Fría y que emergió con la única ideología que podían entender en carne propia, la “ideología de la supervivencia”. Eso que todo ruso conoce muy bien y que denomina Vorovskoy Miro Mundo del Pillaje, una cultura Underground que nació junto con la Revolución en 1917 y que siempre estuvo presente en el submundo ruso en la medida en que las carencias se fueron haciendo patentes durante la guerra fría, un mundo de intereses subterráneos que nada tienen que ver con los mafiosos de las películas, pero que terminó corroyendo los cimientos de la revolución desde adentro.
Por eso es que el “comunismo chavista”, la elite gobernante y sus acólitos enriquecidos entienden un aspecto fundamental. La revolución soviética estuvo sostenida por los mejores, por los más calificados, gobernados por la Academia de las Ciencias capaces de generar mega corporaciones que produjeron sesenta y cinco mil aeronaves en los primeros veinticinco años de “guerra fría”, más de doscientos mil tanques, millones de piezas de artillería, gobernaron el átomo y construyeron miles de naves para exportación siendo los primeros en sacar al hombre al espacio. Hoy todos ellos coinciden en algo: Lo que ha pretendido hacer el chavismo en Venezuela es una inmensa estupidez.
Lamentablemente para todos los venezolanos, incluyendo al chavismo, quienes están hoy en el poder, en su mayoría son funcionarios públicos de pequeña o ninguna importancia, en un país tercermundista donde solo veinte o treinta mil almas producen el 99% de las divisas, mientras no más de 12.000 en la Empresa Polar, la industria privada, producen el 40% de nuestra canasta alimentaria. Ostentan y quieren perpetuarse en el poder quienes son incapaces de tener equipos que recojan la basura de las calles y tienen el tupé de decir que son capaces de hacer lo que los más calificados europeos tras cincuenta años de aplicación, sostienen hoy que era imposible. Mientras, Putin sustenta que Lenin puso una “bomba de tiempo” que arrasó con la Unión Soviética y que el lugar en que él vivió era lo menos parecido “a la ciudad del Sol, narrada por los socialistas utópicos” (BBC) Maduro y su combo de comunistas primitivos creen ciegamente que ellos, sin cualificación, sin industria, sin ciencia, sin tecnología, rodeados de acólitos que solo le piden casas y dádivas lograrán semejante cometido.
Por estos días Putin ha reconocido que fue un enorme error “matar al Zar, a los miles de sacerdotes y a los opositores” (The Guardian) mientras los de aquí, creyendo que están en una gesta heroica, ya nos han demostrado que están dispuestos a matarnos, a torcer las leyes y destruir sin contemplaciones a los pocos que quedan produciendo en Venezuela. Que los chinos digan que fue un error todo lo que hoy intenta el chavismo, que los alemanes sostengan que es un suicidio lo que opera en las mentes de estos manganzones prehistóricos, que el mundo a esta hora ya se les ha volteado en pleno y que el populismo (vía que los comunistas decimonónicos encontraron para implementar su modelo atávico) haya sido un fracaso desde la Patagonia hasta México, no les diga nada o no les llame la atención, es realmente preocupante porque significa que tratamos con mentes obtusas y eso, es más peligroso. Que la gente rebusque en la basura por comida y que estos señores se empeñen en continuar su modelo porque no les importa, es realmente preocupante por su alto grado de criminalidad.
Que gente que antes era solida de pensamiento o por lo menos eso nos hacían creer, pretendan sobrevivir a lo que se nos viene encima y que un grupo humano, sin herramienta intelectual alguna crea seriamente que son mejores y que lograran superar a los rusos, a los alemanes y a los chinos, no los califica de socialistas, ni siquiera utópicos, sino de personas profundamente brutas. Mi problema no es que sean brutos, eso no es lo que realmente importa, lo que me preocupa es que esos brutos nos han traído hasta aquí: a la hambruna más pavorosa y a la represión más cruel.

Oportunista


Imagen Cortesia de: http://noticiasvenezuela.info/2016/04/caricaturas-del-dia-9-abril-2016/

domingo, 5 de junio de 2016

Duda Razonable

Hay un  tema que en los últimos meses me viene dando vueltas en la cabeza, como no tengo una respuesta satisfactoria, debo encuadrarlo dentro del  nebuloso mundo de las presunciones. Me refiero a la organización y realización de las elecciones regionales que, según la Constitución Nacional, deben ser efectuadas cada 4 años y habiendo sido realizadas las últimas en el año 2012, indefectiblemente deben ser ejecutadas este año. Históricamente, los venezolanos hemos demostrado que somos muy poco eficientes manejando varios temas en simultáneo. Esta “monotematicidad” en el ámbito político, nos ha llevado a sufrir grandes decepciones y frustraciones en el pasado. Como dice el dicho: debemos aprender a poner los huevos en varias cestas.

En los tiempos que corren, en nuestro país, hay tres grupos claramente diferenciados, los que defienden a ultranza la convocatoria y realización del referendo revocatorio en el año 2016. El segundo, alberga a quienes apoyan fervorosamente la Asamblea Nacional Constituyente. En el tercer grupo, están los decididos a salir lo más pronto posible de esta tragedia en forma democrática y electoral, que apoyan todos los eventos que implican recurrir al voto, sin hacer abstracción alguna.

Hace algunos meses unos voceros del oficialismo y otros de la oposición, manifestaron la imposibilidad material de realizar dos procesos electorales en simultáneo, porque consideran que, en aras de fortalecer la vía del Referendo Revocatorio, debíamos posponer las elecciones regionales. No tengo ninguna duda que el gobierno le gustaría jugarse esa carta, porque en estos momentos, elección que haga, elección que pierde. No entiendo la actitud de los voceros opositores que le ponen en bandeja de plata un salvoconducto al gobierno para que se libere de la camisa de fuerza que representa este evento electoral. En el boxeo casi nunca se llega al knock out de un solo golpe, siempre hace falta aporrear al contrario, en esa dirección las elecciones regionales cumplen un papel fundamental.

Me resisto a aceptar que por el lado de la oposición estemos dejando al soslayo la realización de las elecciones de gobernadores. Me inclino suspicazmente a pensar, que esto responde a una estrategia para ganar tiempo y alcanzado el punto de inflexión, anunciaran al país que debido a la cercanía del evento electoral será imposible realizar elecciones primarias y que el método de consensos es la única alternativa para escoger los aspirantes a los distintos cargos. Ruego a Dios estar equivocado en mis deducciones,  pero en Venezuela decimos: ¡piensa mal y acertaras!

*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
@alvareznv