viernes, 29 de julio de 2016

'Viernes!

A hacer una pausa para descansar de tanta política: 


martes, 26 de julio de 2016

Efe. Caracas Actualizada 25/07/2016 a las 21:59


Latam Airlines, una de las principales aerolíneas de América Latina, dejará de volar desde y hacia Venezuela a partir del próximo sábado, al igual que han hecho otras compañías internacionales, informaron este lunes fuentes del sector.

El pasado 30 de mayo, la compañía, una fusión de la chilena LAN y la brasileña TAM, anunció la suspensión temporal e indefinida de sus operaciones en Venezuela, e indicó que la medida se aplicaría de manera gradual hasta el 1 de agosto.

La aerolínea señaló que su trabajo en la nación caribeña cesará debido al "complejo escenario macroeconómico actual que atraviesa la región" y aseguró que trabajará para retomar las operaciones en Caracas "en cuanto las condiciones lo permitan".

Latam es la cuarta compañía aérea que deja de operar en Venezuela este año, después de que la brasileña Gol lo hiciera en febrero y la alemana Lufthansa y la mexicana Aeroméxico cesaran sus operaciones el mes pasado.

Entre otros argumentos, las aerolíneas que han suspendido sus vuelos en el país petrolero señalan la caída de la demanda y problemas para repatriar las ganancias debido al control de cambio existente en el país.

En Venezuela, está vigente desde 2003 un control de cambio, por lo que el Estado debe abonar en divisas a las compañías aéreas los boletos que estas venden o vendían en el pasado en bolívares.

La Asociación Internacional del Transporte Aéreo afirmó en junio que el Gobierno venezolano adeuda 3.800 millones de dólares a las aerolíneas que operan en el país.


Fuente: http://notiforo.com/foros/viewtopic.php?t=12193

lunes, 25 de julio de 2016

NADIE TIENE UNA BOLA DE CRISTAL PARA

De repente, Venezuela pareciera haberse convertido en una gran Plaza Bolívar en la que han convergen espontáneamente miles de ciudadanos, en procura de lo obvio.

Y lo obvio en este caso es tratar de saber quién de los vecinos tiene más y mejor información sobre lo que está sucediendo actualmente en el país. Pero, además, cuál es la fuente madre de dicha información para saber si goza de credibilidad o, simplemente, lo que se dice no pasa de ser “una bola más”.

Lo cierto es que si el interesado lo que necesita es entretenimiento y no verdadera y seria información, evidentemente, está buscando es circo. Y no nada serio. Por lo que esa búsqueda pudiera terminar rápido y fácil: dedicándose a hacerle seguimiento a lo que se expone en todas las cadenas de radio y televisión que se difunden en el país.

También lo puede hacer dedicándole atención, mucha atención, al contenido de las reflexiones que hacen dirigentes políticos afines al Gobierno en cualquiera de las centenares de emisoras de radio y televisión que dirigen y usan a su antojo, y que, por supuesto, no emplean para informar sobre lo que sucede. Sino para darle salida a lo que les interesa que se sepa, aunque también en el medio de lo que también es obvio: el sesgo del interesado en demostrar que “está en algo”, indistintamente de que los asistentes a la Plaza sepan perfectamente que “no está en nada”.

Haber planteado en Formato del Futuro…la inquietud de ¿Padrino de Qué y para Qué? sirvió para que afloraran abundantes interrogantes entre lectores, analistas, observadores y “sesgadores”. Y la cuantificación y calificación se ha traducido en el reconocimiento del predominio de  la incertidumbre y de la desesperanza; también en la aceptación de que “aquí todo el mundo está envuelto en una especie de limbo  mental”. Aunque no son pocos los que en cualquier rincón del país actúan dependiendo de la administración de un limbo individual. Porque si algo impresiona es transitar por cualquier ciudad o pueblo, y apreciar un enjambre de caras propias de una marejada de zombies que caminan a la deriva, mientras gruñen hasta rabiar, a la vez que exhiben y dan a conocer frontalmente su aceitada artillería de agresividad.

0tro grupo de opinadores, críticos y hasta cuestionadores, en cambio, ha dicho que militar no aplaca ni quita el hambre. Y menos si aun habiendo dispuesto del conocimiento del diseño, implementación, administración y dominio absoluto de lo que ha sucedido y está sucediendo en el gravísimo tema de la escasez de alimentos, pasó por alto la estratégica importancia de impedir que las tropas uniformadas fueran sometidas a la obligación de adelgazar obligatoriamente. Mejor dicho, a vivir la experiencia de los civiles con su nueva característica, que no es otra que ser delgados -o flacos-  también a la fuerza. De hecho, la broma venezolana hace pasto diario y permanente acerca de qué es lo que sucede, y ella lo resume en dos expresiones: “el madurazo” o "La Dieta Maduro".

Que un civil tenga que someterse a la obligatoria y diaria tarea de conseguir los alimentos de la dieta básica y poder comprarlos en razón del reinando inflacionario en el país, es una triste, dolorosa e injustificada experiencia  que viven millones de venezolanos no uniformados desde hace tres años. Padres y madres responsables que hoy adelgazan, inclusive, pueden describir en qué consiste esa dura tarea de impedir que su familia pase hambre. Pero resulta sorprendente -¿o alarmante?- que en razón de las implicaciones que eso tiene paredes adentro en cualquier instalación militar, “el madurazo” arañe y agriete las paredes estomacales de miles de ciudadanos que ahora tienen a su cargo la tampoco fácil tarea de hacer posible el abastecimiento soberano en todo el territorio nacional.

Hay que identificar problemas, determinar estrategias  que permitan hacerle frente a las causas de los mismos, y poner en marcha las decisiones y las acciones. Es de lo que sí están convencidos quienes respondieron a las interrogantes expuestas. También de que no se puede perder de vista que para poder comprar lo que en Venezuela se denomina la Canasta Básica Alimentaria y atender satisfactoriamente una familia de cinco miembros, se necesita  mensualmente una cantidad de dinero equivalente a 16 salarios mínimos, según el monto oficial, y que totaliza más de 277 mil bolívares.

¿Qué trabajador venezolano con un salario diario de menos de la equivalencia de un dólar en el mercado no oficial puede hacerle frente a dicha responsabilidad familiar?. Mejor dicho, ¿cómo hacerlo con un salario de miseria, y en un ambiente laboral en el que las empresas  subsisten y el patrón Estado tiene que devaluar y producir dinero inorgánico para atender su altísima nómina, y abultada en gran parte por razones clientelares?.

Por supuesto, en esa curiosa Plaza Bolívar en la que se ha convertido Venezuela, cómo evitar que, en un entorno con rostro de tragicomedia, abunden y se engendren más y más preguntas: ¿Qué está sucediendo?. ¿Qué va a pasar? ¿Habrá Referendo? ¿ Se celebrarán elecciones de Gobernadores? ¿Qué logrará finalmente la nueva súper Misión?. ¿Podrá Padrino solucionar esto?. ¿Lo forzará la propia crisis a torcerle la arrogancia a quienes desde el mismo Gobierno hacen malos chistes sobre las innegables e indiscutibles crisis alimentaria y de medicamentos que sufre la población venezolana? ¿En qué ruta política se está moviendo realmente Venezuela?.¿ El Presidente Maduro va a renunciar o ya renunció ?.

En fin, no está prohibido pensar. Y no se detiene la multiplicación de preguntas que revolotean en la cabeza de la mayoría de los venezolanos de día y de noche; de noche y de día.

Es irresponsable plantear repuestas. Cada quién tiene la suya.  Ninguno de los actores y opinadores de oficio en forma independiente tampoco pueden ofrecer soluciones. Lo positivo es que predomina la firme creencia de que la solución está entre todos; en la oportunidad de concertar sin claudicar; de apartar odios reales y aparentes.

Triste que el país dependa hoy de mediadores extranjeros para alcanzar entendimiento y consenso. Porque es que todavía luce poderosa la creencia  de que en el territorio nacional abundan personalidades con calificados méritos, comprobadamente imparciales, con preparación, criterios no sesgados y respeto para construir esa nueva relación que haga posible las urgentes soluciones. Las Academias, la Iglesia, los Gremios, ilustres Ciudadanos, entre otros,  que hubieran permitido “lavar los trapos sucios en casa”.

Lo increíble, entonces, es que la difícil y más exigente tarea ha quedado a cargo de  tres Expresidentes de otros países. Y, sin duda alguna, la incorporación de la Iglesia Católica ofrece un importante toque de confianza. Sin embargo, todos estos señores no podrán hacer nada si los actores de la contienda no dejan de ser combatientes y se convierten en remeros del mismo bote que tiene que ir en un solo rumbo y a la mayor velocidad posible.  Su primera gran tarea, sin duda alguna, pasa por reparar el bote. Porque está haciendo agua y hay que impedir su hundimiento.

Luego de repararlo, los remeros deberán definir cuál es el rumbo a seguir. Y, por supuesto, dejar en mano de los remeros más calificados  la misión de  remar duro y parejo para lograr llegar a la meta. Si deciden hacerlo entre el revanchismo, el odio y la venganza, nadie podrá evitar que esa pesada carga imposibilite el desplazamiento del bote. Por otra parte, el Capitán tiene que ser Capitán: no juez; arte y parte; vengador o salvador; cazador de falsos o verdaderos culpables. Algún día la justicia tiene ser justa. “Quien no la debe, no la teme”.

Hay que remar juntos. Ese tiene que ser el propósito final. Hasta entonces, hay que impedir que las conjeturas y la creatividad criolla en el medio de la oscuridad se ocupen de dudar que sí existe posibilidad de contribuir para que las crisis terminen por ser las grandes oportunidades, inclusive la del entendimiento. Soluciones hay y abundan. Pero hay que remar juntos. Y hacerlo convencidos, además, de que si bien hoy aquellos que están distantes de lo que pudiera estar sucediendo y consideran que carecen de una bola de cristal para deducir qué sucederá entonces, eso no les debe llevar a desestimar la urgente necesidad de sumar conciencia y aportes a favor de alcanzar salidas.

Si se rema juntos, a Dios no se le hará imposible participar para que los venezolanos, finalmente, lleguen a puerto seguro.
                                                                
Egildo Luján Nava
                                                                                                               Presidente de Fedecámaras Miranda y Director de Fedenaga--

domingo, 24 de julio de 2016

El estraperlo en Venezuela II

El racionamiento de alimentos y productos de primera necesidad implementado por el gobierno, ha provocado la inflación mas bestial de que se tenga noticia en Venezuela, Guerra Federal incluida. Lo más dramático es que todo lo que han intentado hasta ahora para solucionar el problema de la escasez, lo que ha hecho es agravar la catástrofe que vivimos. El gobierno sigue luciendo perdido, sin ideas, sin un norte definido  que permita despejar el enrarecido panorama.
 
El control de precios, el establecimiento de cupos y el racionamiento, así como la larga vigencia de estos mecanismos, tienen efectos devastadores en el aparato productivo nacional. La fijación de precios oficiales por debajo de los costos de producción, solo contribuye a reducir la oferta, provocar un mayor deseo de consumo y a generar un estraperlo, que solo beneficia a los consentidos o familiares de la “nomenklatura” venezolana.
 
Cuando el hambre se enseñorea, se propician situaciones que no son agradables para nadie,  saqueos, protestas y la inestabilidad política. En las zonas rurales la hambruna y la subsistencia adquieren otra dimensión, la gente pobre se busca la vida como puede: venados, truchas, pajaritos, conejos, picures, lapas, cachicamos y hasta carne de caballo forman parte de su dieta.
 
La profundidad de la crisis no puede ser entendida sin situar en un primer plano la esencia política de este gobierno, sus fundamentos, objetivos y la política económica. Un régimen nacido con  el apoyo directo de países  totalitarios con economías quebradas, se alineó entusiastamente con ellos hasta poner en peligro hasta los derechos humanos, tales como el  derecho a la alimentación, acceso al agua potable y la consecución de un nivel de vida digno.

El problema del hambre en Venezuela se centra en la capacidad de acceso al alimento, más que en la existencia del mismo. Una manera de evitar el estraperlo apoyado por el régimen y sus seguidores, 
 sería contar con una agricultura productiva y una industria nacional fuerte, ambos sectores satanizados y perseguidos por el actual régimen.

Alejo de mi mente la tragedia que vivió Etiopía a comienzos de la década de los setenta, pero las similitudes con nuestra crisis son muchas: el gobierno despilfarró los recursos económicos, permitió el auge de los estraperlistas y no fue capaz de suplir las necesidades de agua potable. A consecuencia de esta catástrofe, provocada por la mala fe o la incapacidad de los gobernantes, murieron más de un millón de personas en 17 años. Ruego a Dios, que al cierre de esta crisis, nosotros tengamos un saldo diferente.
 
*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
@alvareznv

miércoles, 20 de julio de 2016

Simón Bolívar


Fecha de nacimiento: 24 de julio de 1783, Caracas
Fecha de la muerte: 17 de diciembre de 1830, Santa Marta, Colombia


lunes, 18 de julio de 2016

No hay soluciones mágicas

Para que se produzca el cambio que Venezuela necesita hay que abandonar muchas cuestiones secundarias. Nadie hará por nosotros lo que nos corresponde hacer. Ni siquiera tenemos derecho a invocar de manera permanente la protección de Dios Todopoderoso. Él está demasiado ocupado y nosotros tenemos la obligación de ayudarlo haciendo su carga menos pesada. Aquí puede pasar cualquier cosa, pero las que deben pasar dependerán exclusivamente de nuestra decisión, claridad y coraje para hacerlas realidad.
Quienes me conocen sabe que el presidente Barak Obama no es santo de mi devoción. Sin embargo, revisando materiales archivados desordenadamente en mi biblioteca, encontré unas sencillas palabras que pronunció en Cartagena de Indias, en abril de 2012. Entre otras cosas dijo: “… La historia demuestra que las naciones son más fuertes y más exitosas cuando tienen legislaturas vigorosas, magistrados independientes, una prensa libre, militares profesionales bajo control civil, sociedades civiles fuertes y gobiernos que son transparentes y que atienden a las necesidades de sus ciudadanos”.
El régimen que gobierna en Venezuela camina en dirección radicalmente contraria a estos elementales principios. Conduce al país hacia una tragedia cuyos efectos son notorios. Ya no sabemos si se trata de un militarismo trasnochado o de un marxismo pasado de moda y probadamente ineficiente. También parecería una mezcla antihistórica que lo asemeja a las líneas maestras del Nacional Socialismo –nazismo- hitleriano. En todo caso desapareció la democracia. El orden constitucional es una caricatura y sin ley ni orden, la vida se ha vuelto un caos insoportable. Una lucha por la supervivencia en la que cada cual tiene la obligación de defender lo suyo, vida, familia, trabajo y bienes usando los instrumentos que pueda tener a mano. Las consecuencias pueden ser dramáticas para todos y, en general, para una nación que merece un destino mejor.
Con revocatorio o sin revocatorio, el cambio es inaplazable. Maduro y Padrino López están en el mismo barco aunque el comando del mismo pase de una mano a otra. No hay rectificación en ningún área. Nuestra preocupación mayor está centrada en la oposición y parte del vocerío de la MUD. En lo del diálogo y los encuentros abiertos, encubiertos y secretos con voceros del régimen no hay suficiente claridad. Es bueno advertir que en nombre de la unidad opositora no son tolerables conductas reprochables ni errores graves de conducción. Como diría Luis Betancourt Oteyza, unidad no puede ser complicidad. No podríamos aceptarlo por nuestras convicciones y una trayectoria que tenemos la obligación de honrar.

@osalpaz
Este lunes el mundo recuerda a Nelson Mandela: abogado, político y primer mandatario negro de Sudáfrica entre 1994 y 1999. Su lucha contra el apartheid, sistema político que separaba a la población por motivos raciales, lo llevó a estar 27 años en prisión bajo cargos de terrorismo, entre otros. Llamado ‘Madiba’ por su pueblo, murió a los 95 y sus restos fueron sepultados junto a tres de sus hijos en su aldea natal de Qunu.
El legado de Mandela. Su aporte y su lucha contra la desigualdad social y el apartheid fueron importantes y respaldadas a nivel mundial. “Nelson Mandela encarna lo que significa esa lucha constante por los derechos y la libertad de las personas. Creo que ese elemento es importante, porque él representa no una cara violenta, sino una cara pacífica de lo que significa enfrentarse a los grandes poderes y a la largo lograr sus objetivos”, explica el analista Óscar Vidarte.
Presente más alla de su partida. Como detalle curioso, el Premio Nobel de la Paz dejó sus bienes a su chofer, su secretaria personal y su esposa. Compartieron estos bienes varias escuelas en las que estuvo de niño. El Congreso Nacional Africano, su partido político, gobierna hasta el día de hoy Sudáfrica.

jueves, 14 de julio de 2016

Vacio de Poder en lo Político

Vacío de poder (o acefalia) es un término usado en política que significa la ausencia de gobernante o Gobierno, provocada por diferentes razones. Es uno de los varios significados de anarquía.
El concepto se traduce al inglés literalmente como «power vacuum». El vacío de poder se produce en varias situaciones posibles:
  • el debilitamiento de la figura de poder,
  • el fortalecimiento relativo de un grupo previamente sometido,
  • la muerte o desaparición de la figura en el poder,
  • un equilibrio frágil entre distintos grupos en pugna.
Existe el dicho de que «nunca existe un vacío de poder por mucho tiempo». Ejemplos de esto son el narcotráfico y la corrupción.[cita requerida] Cuando no existe esa autoridad, inmediatamente los grupos sometidos asumirán ese rol vacante, hasta que no puedan por razones inherentes a su falta de organización o dirección, o los quiten sus competidores o alguna otra autoridad superior. Puede ser mediante el retorno de la autoridad previa, una nueva autoridad que sustituya a la previa, o el canibalismo entre los grupos por la supremacía.


lunes, 11 de julio de 2016

Libertades públicas para la gente

Las libertades públicas nacieron en Grecia y, en el orden jurídico, son la representación de lo que las sociedades consideran los derechos de la persona. Estas libertades están previstas y protegidas por  las Naciones Unidas en sus diferentes manifiestos sobre los derechos humanos  y  constituyen el sustento de un control adicional cuya finalidad es netamente política. Estas manifestaciones han sido identificadas como  control social y sus agentes son los ciudadanos, los partidos políticos, los sindicatos, las agrupaciones que hacen vida   social y los medios de comunicación, entre otros, quienes sin tener una competencia previamente establecida para realizar el control, actúan mediante declaraciones, presiones, marchas, manifestaciones, etc. y  producen el efecto de control sobre los organismos gubernamentales.

El pensador inglés John Locke, en sus ensayos sobre el gobierno, argumentó que el poder civil nace para garantizar la libertad de los individuos que se agrupan de común acuerdo para dar lugar a la sociedad organizada políticamente. Durante este gobierno, las libertades públicas han experimentado un  retroceso importante. El poder sigue secuestrando los espacios de los ciudadanos que se le oponen  y negando los derechos derivados de esas libertades cuyo reconocimiento no le resulta grato. En los países, donde se respeta la pluralidad y la democracia, la participación de la sociedad civil en las discusiones de la problemática social, más que una cortesía es una obligación.
 
Hace poco tiempo el gobierno comenzó a aplicar la vieja estrategia romana de dar pan y circo con los CLAP y con la tarjeta roja al estilo de los JAP chilenos,
 que fueron unidades administrativas locales creadas durante el gobierno de Salvador Allende para aliviar la escasez crónica de alimentos que afectaba al país. Esto nos lleva a pensar que el presidente venezolano está propiciando la estrategia de pan y circo, pero como ya no hay pan, entonces imitara a los emperadores romanos que alentaban los sufrimientos de las personas con obsequios  y raciones de comida.

En aquella época, quienes promovían la cultura de la dadiva, alcanzaban un alto prestigio social y conquistaban el voto popular, además estas acciones les servían para desviar la atención de los grandes problemas sociales, ya que, el revocatorio y diciembre están casi en la esquina, seguramente el gobierno buscará algún dinerito para adelantar pagos a los empleados públicos y entretener la atención para que la gente no piense en la tragedia del hambre, sino en las bondades de papá gobierno.

Noel Álvarez*

*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
@alvareznv




John Locke

miércoles, 6 de julio de 2016

Llueve y Escampa

”Debemos prestarle atención al impulso de los tiempos. Los que se quedan atrás, son castigados por la propia vida”
Mijaíl Gorbachov

Es inaceptable por lo increíble. También por lo imposible. Afirmar sin sonrojo alguno que la economía venezolana se está recuperando, gracias a que ya se encendieron 15 “motores” activadores de dicho proceso, no es serio. Tampoco responsable. Por supuesto, tampoco es serio decir que la normalización y la recuperación serán posibles porque el sector empresarial ha escuchado el llamado gubernamental y se ha incorporado a la exigente misión.

Si incrédulos dicen sentirse aquellos que escuchan tales aseveraciones, engañados se sienten los ciudadanos de a pie. Es decir, los que no se reúnen con el Gobierno. Los que no dedican tiempo de su vida a escuchar “cadenas de radio y televisión”. Los que, en fin, deben sacrificar su derecho al descanso y a producir, porque tienen que ocuparse de hacer colas para adquirir un kilogramo de arroz. Y ahora, a casi rendirles pleitesía al arrogante burócrata “dominador” que tiene a su cargo el estratégico manejo y la administración de la comercialización de las cuasi milagrosas “bolsas” que, supuestamente, cada 21 días, alumbrarán el hogar con productos alimenticios.

En fin, esos ciudadanos engañados, y que, en el fondo, de lo que más están convencidos es de que “nada de lo que me dicen, es verdad”.

Por su parte, los que alguna vez emprendieron en Venezuela y perseveran en el sostenimiento y funcionamiento de sus centros de producción, procesamiento o comercialización de los bienes tangibles o intangibles con los que trabajan, también están conscientes de lo suyo. Es decir, que “nada es serio ni en serio”. Inclusive, que cuando les invitan a reuniones para dialogar e interactuar, al final, todo termina en un ya rutinario monólogo, en las fotografías de rigor y el cafecito o los jugos para la ocasión. En nada más.

Desde luego, en un ambiente de engañifas y de cuasi menosprecio burocrático por lo que es y representa el esfuerzo productor, lo que traduce el fondo de esa rutinaria circunstancia es que, como se apreció en los últimos días, nada -o muy poco- de lo que plantearon los empresarios en los encuentros institucionales y gremiales anuales, como lo hicieron Consecomercio, Fedeagro, Fedenaga y el sector constructor e inmobiliario, y esta semana Fedecámaras y Conindustria, si acaso, despiertan interés y atención entre dolientes nacionales e internacionales. Mejor dicho, entre accionistas, trabajadores y consumidores. Porque al Gobierno, verdaderamente, poco le importa.  

De hecho, en el 2016, año históricamente difícil para la empresa privada y la economía nacional, cada una de esas organizaciones empresariales, sin excepción,  ya expresó preocupación, inquietud, críticas y propuestas. En otra palabra, un exhorto abierto, transparente y sincero a lo necesario: provocar alianzas, consensos, entendimientos a favor de Venezuela y de los venezolanos. Un llamado a la unidad para producir, abastecer y exportar.

Es decir, un acuerdo en beneficio del país. Del mismo que ya comienza a arder socialmente por los cuatro costados, y al que no se le puede seguir conduciendo como patrimonio de pocos, o como si fuera un bien exclusivo de una minoría que rechaza toda posibilidad de aceptar que nada de lo bueno a que tiene derecho la nación será posible si persiste la negación a cambiar de rumbo, a sustituir el timonel, y a rechazar esa máxima de que aquí la economía tiene que estar al servicio de una ideología.

Definitivamente, no es posible esperar otra Venezuela con otro rostro productivo y otras condiciones sociales, mientras que lo que incide, influye y determina la actual gestión gubernamental, sea la misma base conceptual que le movió el alma a la economía europea a partir de 1848, el Comunismo. Y lo peor, a sabiendas de que, a partir de lo que ha sido y en lo que se ha traducido económica y socialmente a lo largo de la historia, no pasará de lo que ha sido hasta el Siglo XXI: regente de ruina, de  guerras y de miseria.

El “comunismo a la venezolana” grita a diario lo que ha sido y significado para el país: una farsa. Porque la verdad está reflejada en los hechos, y que son del dominio público nacional e internacional: Venezuela, en el año 2012, percibía ingresos en dólares a borbotones. Vendía su barril petrolero en $ 103. Y eso,  según el Banco Central, se tradujo en una exportación que le garantizó al país un ingreso de  $ 97.340 millones, contra una importación de bienes y servicios por $ 73.300. Extrañamente, no obstante lo aparentemente positivo –y hasta obvio-  en la relación ingresos y egresos, el sector publico registró en sus cuentas un déficit del 17,5%, que debió cubrirse con endeudamiento externo. Ningún país o empresa puede ser administrada a partir del uso de sus ingresos y patrimonio bajo un concepto gerencial de saco roto y sin control. Y eso fue lo que sucedió con Venezuela

De igual manera, al cuantificar los ingresos nacionales entre el 2006 y el 2015, es decir, durante la época de la bonanza petrolera más larga de la historia venezolana y que pudo convertir a la nación en un país ideal para la vida holgada de sus treinta millones de habitantes, lejos de pagar o  de reducir la deuda externa, la multiplicó hasta en un 500%, para terminar en lo que hoy distingue al petroestado caribeño: un país con una enorme deuda  interna y externa, y que pudiera terminar en impago  si no renegocia responsablemente en los meses venideros.

El Gobierno se dedicó, además, a perseguir al sector privado y a comprar o expropiar todo tipo de empresas. Las terminó convirtiendo en chatarras y, en el caso del sector primario, en tierras improductivas. La cuenta fácil sobre el caso arroja que, con lo invertido en comprar empresas como la Cantv, la Electricidad de Caracas, Sidor, Cementeras y muchas más -y que hoy dan lástima en lugar de producto-, alcanzaría para sanear la deuda de suplidores de alimentos, medicamentos, etc.  De igual manera, y sin duda alguna, si esas empresas hubieran continuado en manos privadas, hoy estarían funcionando adecuadamente y contribuyendo con el pago de impuestos al Fisco.

El otro eslabón que añadió dicho comunismo tropical, sin duda alguna, fue la imposición de  un eterno y destructor control de cambio, con base en la excusa de que era un transitorio sistema para evitar la fuga de capitales. Lo cierto fue que terminó siendo el instrumento más funcional en la  devaluación de  la moneda, la generación de inflación, hasta pasar a ser madre y padre de una corrupta sangría, que, como hecho innegable, pasó a ser distinguida así por  un exMinistro de Finanzas, cuando denunció la desaparición de $300 mil millones del Fisco Nacional -cual conejos de un sombrero de mago- sin que, hasta el día de hoy, se sepa  quién o quiénes fueron los verdaderos magos de tal proeza.

Desde luego, el 2016 pasará a ser, definitivamente, el año de la rendición de cuenta por la fuerza. Porque, a los precios actuales del petróleo, Venezuela, escasamente, logrará exportar $30 mil millones; además, tendrá que responder por el pago de deuda externa por el orden de $ 10.300 millones, sin olvidar el correspondiente a la deuda China y otras cancelaciones adicionales o demandas judiciales internacionales pendientes. Las importaciones de bienes, servicios, materias primas e insumos, por otro lado,  no superarán los $ 12 mil millones, equivalentes a un 17% de los $ 73.000 millones que se importaban hace pocos años.

Sin duda alguna, esa enorme diferencia es la verdadera razón del hambre y de la escasez que hoy vive y  sufre el país. También la fuente que potencia la galopante e incontrolable inflación.

En el medio de la tormenta, las expectativas giran alrededor de la convicción de que el sol saldrá nuevamente. Que hoy llueve, es cierto, Pero que escampará. Porque existe la certeza de que los países nunca tocan fondo. También que Venezuela sí reúne condiciones y posibilidades  para  superar su enorme crisis.

Para que eso suceda, sin embargo, hay que  terminar con el odio y la adoración al fetiche ideológico. Y la manera de hacerlo es alcanzando un gran Acuerdo Nacional. Pero no para  distraer el cumplimiento de obligaciones gubernamentales. Tampoco de las expresiones opositoras. Sí para dedicarse a trabajar, lo cual es sólo posible a partir de la aceptación de que el recetario con base en el cual hay que proceder, implica esfuerzos, altos costos económicos, políticos y sociales. También la obligación de evitar que sea la población, especialmente la más golpeada económicamente, la que financie el costo de dicha evolución y transformación. 

No más control de cambio y de precios. Sí a ajustar los  salarios logrando un ingreso digno para los trabajadores, y afianzando las condiciones jurídicas para que haya una verdadera reactivación de las inversiones privadas en el país.

Adicionalmente, hay que recurrir al Fondo Monetario Internacional y negociar la obtención de  un crédito blando por unos $ 50 a 60 mil millones para la estabilización y la reactivación de la economía,  y que sean invertidos adecuadamente, con probidad. Hay que  garantizar la recuperación de inventarios y acabar con la escasez, además de  recuperar la credibilidad crediticia internacional.La confianza del comercio internacional en el país ha sido otra de las  peores pérdidas a que ha sido sometida Venezuela durante la faena comunista.

Desde luego, apelar a dicha alternativa incluye la participación del sector privado para restablecer la producción de bienes, y el mejoramiento progresivo de la calidad de los servicios públicos. 

De igual manera, hay que eliminar el concepto de Estado empresario y vender todas las empresas que hoy mantiene y conduce el Gobierno, para recuperar el dinero invertido en ellas, y que sólo han traído ruina y escasez. La privatización es inminente y necesaria, sea cual sea la decisión final que se adopte.

En forma inmediata, hay que restablecer el orden Constitucional y la independencia de los poderes públicos; reducir drásticamente  las compras de armamentos y los  gastos militares. Definitivamente, los militares tienen que regresar a sus cuarteles. Y eso es tan prioritario, como que ha llegado el momento de eliminar la regaladera de petróleo, además de incrementar y mejorar su producción y cobrar lo que le adeudan al país. Así como reducir, de una vez por todas, el número de Ministerios y sus gigantescas nóminas, ademásde premiar la creación de empleos en el sector privado y afianzar un combate riguroso al delito garantizando, a partir del establecimiento de un verdadero sistema de administración de  justicia.

Todo es posible. Lo que se ha descrito, ya lo proponen y respaldan desde economistas opositores, hasta profesionales identificados con el pensamiento gubernamental. Pero para llegar hasta allí, desde luego, además, es imprescindible que se definan y se cumplan los deberes ciudadanos. Y que los derechos de las personas y el llamado “garantismo” político, no siga siendo el reflejo de lo que hoy distingue al país: un espacio abierto para que, burlona y socarronamente, un grupo de privilegiados de toga y birrete justifique la violación a conciencia de la Constitución Nacional, a la vez que esgrime argumentos en favor de la defensa de dicho pacto social.
Egildo Luján Nava
Presidente de Fedecámaras Miranda y Director de Fedenaga

martes, 5 de julio de 2016

5 de Julio Elaboración del Acta de Independencia

El Acta de la Declaración de la Independencia de Venezuela es un documento en el cual representantes de siete de las diez provincias pertenecientes a la Capitanía General de Venezuela en Sudamérica reunidas en la Capilla Santa Rosa de Lima declararon su independencia de la Corona de España, estableciendo una nueva nación basada en principios republicanos y federales, aboliendo para siempre la Monarquía bajo los valores de la igualdad de los individuos, la prohibición de la censura y la libertad de expresión. Consagra el principio constitucional y se opone radicalmente a las prácticas políticas, culturales y sociales que habían existido durante trescientos años en la América española. La Declaración es notable por ser el primer caso de una Colonia española de América que declara su independencia absoluta.  Ratificada por el Congreso el 7 de julio de 1811, y pasada al libro de Actas el 17 de agosto de 1811, en Caracas.
Imagen cortesía de Google