lunes, 27 de febrero de 2017

Jóvenes ¡váyanse de Venezuela!

Carlos Dorado

EL ESCRITOR CUBANO Fernández Velásquez, autor de la excelente novela La última rumba en La Habana , repite varias veces, una frase de Bolívar, la cual hoy es de las más vigentes y actuales, aun y cuando nunca fue pronunciada en el circo televisivo que todos los domingos monta el Presidente: ‘La única cosa que se puede hacer en Latinoamérica es emigrar’.
Hoy nuestra población, y sobre todo a nuestra juventud, la dominan tres sentimientos: La impotencia, la desesperanza, y las ganas de irse.

ESTE GOBIERNO, nos empobreció a todos sin excepción, desde los ricos a los pobres. Todo es peor que antes, desde la economía y sus resultados, a la infraestructura del país, a las instituciones, y la democracia. Todo y todos estamos peor que antes, a excepción de esos pocos en su gran mayoría mediocres, marginales y sin preparación, que ahora ocupan importantes cargos, y manejan elevados recursos a su antojo.

¿Qué puedo hacer? Es la pregunta que más escucho. ‘No fuimos criados para la violencia, tenemos sentimientos, tenemos familias, y fuimos criados por unos principios y unos ejemplos, que ellos desprecian. Esto es como una escena de un malandro con una pistola, que te llega en el medio de la noche a tu cuarto, y tienes que convencerlo democráticamente, que tiene que irse. Si sólo logras que te robe, sin que te viole y te mate ya es una gran victoria. A mí la impotencia y la rabia me consume, me quiero ir, ya que no veo ningún futuro en mi país’, me decía una estudiante de la Universidad Católica a punto de graduarse.

Esta brillante estudiante y futura ingeniera, está condenada a no conseguir empleo, y si lo lograse, su salario no superará llevándolo a términos de una moneda decente a los $ 200 mensuales. Sus esperanzas de tener una casa, un carro, y una vida decente son nulas, y se transforma en rabia, desesperación, depresión y ganas de irse. Sus estudios y su preparación, quizás terminen atendiendo un tarantín en una calle sucia de Caracas, o peor aún, que termine a manos de un malandro, el cual apretando un gatillo en un segundo, acabe con años de preparación, trabajo y estudio.

TODOS LOS JOVENES se quieren ir, y yo no los culpo por eso. Es su futuro el que está en juego, y este Gobierno se lo esta robando aceleradamente todos los días. Yo no me siento con moral para aconsejarles que se queden, que luchen, y que sean los mártires de una sociedad dirigida por gente que los desprecia, y que los obligará en el mejor de los casos a cambiar su intelecto por la mediocridad, su paz por la violencia, su superación por la marginalidad, y sus principios por la inmoralidad.
Mi madre solía decirme: ‘La única forma de mandar, es con el ejemplo’, y el que están recibiendo nuestros jóvenes es el típico antiejemplo, que ojalá no prenda raíz en sus conciencias y en sus corazones, y sea sólo una hierba mala en espera de que sea arrancada de raíz.

¡Váyanse! Me provoca gritarles, y busquen nuevos horizontes más allá de nuestro maltratado país. Trabajen duro, sacrifíquense y logren un futuro, y cuando eso suceda, porque sucederá si Uds. quieren que suceda, levántense con orgullo de ser venezolanos, ese venezolano buena gente, alegre, hábil, espontáneo, trabajador, familiar, pacífico, decente y noble y alcen la verdadera bandera de nuestro país, esa que fue forjada por gente que dio ejemplo de trabajo, visión, sacrificio y sobre todo honestidad en la lucha por sus principios y creencias, y canten en voz alta, clara y alegre el Alma Llanera. Esa copla tan bella, que forma parte de nuestros corazones.

ESE DIA SERA SU GRAN DIA, y hasta le darán las gracias a Chávez, por haberlos obligado a irse, y lograr en algún momento sentirse orgullosos de Uds. mismos. Ese día se darán cuenta que ya nada ni nadie los puede parar. Será en ese preciso momento, que pasarán a ser Uds., el mejor ejemplo, de que el trabajo de Simón Bolívar no fue en vano y el verdadero ejemplo de Venezuela en el mundo.

¡Sí, váyanse rápido! Que no les importe cuántos carros tengan que lavar, cuántos platos tengan que fregar, cuántas humillaciones tengan que pasar, cuánta soledad tengan que soportar, cuántas incomodidades tengan que sufrir, cuántas reuniones familiares tengan que faltar, porque Uds., tienen en sus manos la oportunidad de hacer historia.
Sólo les pido, que algún día regresen. Y el día que lo hagan, sean benevolentes en vuestro juicio hacia nosotros, y nos perdonen por haber permitido que les hayan robado su país y su futuro. Quizás la cobardía por haberlo permitido se compense con el sacrificio de haber empujado a un hijo a irse, y soportar la tristeza de su ausencia, y la incertidumbre de su bienestar.
¡Buen viaje, pequeños y obligados buscadores de futuro!

domingo, 26 de febrero de 2017

Venezolanos Migran al Sur

Caracas. Mariana Bello, de 44 años, supo que su vida en Venezuela se había terminado en diciembre pasado, durante el colapso monetario y el estallido de ira social que acompañó la retirada del billete de 100 bolívares (no concretada todavía, tras varias marchas atrás del gobierno). "Fue una burla al pueblo", dijo.

Más de dos millones de venezolanos emigraron de su país desde la llegada de Hugo Chávez al poder, en 1999. ¿Por qué? Hoy, cuando la revolución bolivariana celebra su mayoría de edad, sufre los peores males: la mayor inflación del planeta, el desabastecimiento de alimentos, la violencia galopante, la escasez de medicamentos y la ausencia de horizontes políticos.

Empujados por la desesperanza, en los últimos meses, miles de venezolanos emprendieron por ruta la travesía hacia el sur del continente, porque los pasajes aéreos están demasiado caros. Los destinos favoritos son Colombia, Ecuador, Perú, Chile y la Argentina. Hasta Buenos Aires, por ejemplo, el trayecto cuesta más de 30 salarios mínimos (unos 300 dólares).

Estéfano Bartolomeo (21), el hijo de Bello, también estaba convencido de irse del país luego de 12 meses de decepción política. Estudiante de Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y militante opositor, depositó todas sus esperanzas de cambio en la Asamblea Nacional, que sobrevive hoy a duras penas, prisionera del gobierno del presidente Nicolás Maduro.

"Mi amor, te saco de este país. No he tenido un chamo [chico] para que me lo maten", repite Bello sus propias palabras, sin dejar de mirar a Estéfano. Ambos se confabularon: comenzaba la gran huida.

La tendencia de los últimos años se transformó en una fuga vertiginosa en los últimos meses. Una estampida que hoy, sobre todo, mira al Sur. La consultora Datanálisis confirma algo que el venezolano siente a su alrededor y en sí mismo: nueve de cada diez ciudadanos prefieren irse del país. Para el 93% de los encuestados, sus ingresos sólo alcanzan para adquirir, como mucho, la mitad de los productos que necesita para vivir. El 48% confiesa que puede comprar "muy pocas cosas".

"Me voy demasiado." El lema lo acuñaron en 2015 unos estudiantes que también soñaban con fugarse del país. Según otro estudio de varias universidades, entre el 67% y el 82% ya se querían ir hace dos años. Hoy son muchos más. Los sociólogos denominan a esta última "la ola de la desesperanza".

El fenómeno se desparramó por todo el mapa del continente y por otras zonas del mundo, como España. En Colombia, los investigadores se atreven a elevar el número de emigrantes hasta 800.000, lo que provocó tensiones en algunas zonas del Atlántico, además de las maltratadas fronteras con Cúcuta y Maicao. En Panamá, uno de los primeros destinos de la huida, el año pasado se convocó una manifestación contra los venezolanos, que fracasó estrepitosamente. En Brasil, los jóvenes cruzan a pie. A la isla holandesa de Curaçao viajan incluso en balsa, copiando a los cubanos. En los Estados Unidos, se convirtieron en el grupo más grande en demanda de asilo.

"En los últimos tiempos vivimos presos en nuestras propias casas. Viajar a Quito se convirtió en algo más que una oportunidad. Sobrevivimos por mis ahorros, que ya mermaron. Yo voy con todo, para trabajar en una panadería o cuidando viejitos, me siento joven", resume la caraqueña Bello, técnica de comercio desocupada por culpa de la crisis.

Ecuador es su destino ideal: allí pueden tramitar la nacionalidad (la abuela nació en el país andino) y ya otros familiares pusieron los primeros cimientos. Su travesía hacia el Sur es muy parecida a la que emprendieron miles de venezolanos por ruta, "porque los pasajes aéreos están demasiado caros", dijo.

Jackson Altuve (20) se lanzó a la aventura hace casi dos meses con los 300 dólares reunidos por toda la familia. Hoy está en Barranquilla, vendiendo botellas de agua en la calle a los turistas sedientos que llenan sus calles carnavalescas. Acaba de entregar su currículum en el hotel Rivera del Mar. "Nos llegan todos los días entre siete y ocho venezolanos a pedir trabajo", dicen allí.

sábado, 18 de febrero de 2017

DÍA MUNDIAL DE LA MUJER DE LAS AMÉRICAS


Hoy 18 de febrero es el DÍA MUNDIAL DE LA MUJER DE LAS AMÉRICAS que fue establecido en el 1982 por la asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), para conmemorar la creación de la Comisión Interamericana de las Mujeres (CIM) en 1928.

Con ello se reconoce el papel vital que las mujeres de las Américas han desempeñado como agentes de cambio social. El principal objetivo de este día es estimular nuevas iniciativas y establecer programas de acción orientados a involucrar a las mujeres de manera plena y
permanente.







sábado, 11 de febrero de 2017

¿Qué parte de “estamos en dictadura” aun no entiende la MUD?


La dictadura de Maduro no es ya la teoría sobre la que algunos intelectuales debatían antes para recomendar estrategias a los partidos democráticos opositores, confundidos y vacilantes sobre el camino a seguir para poner fin al desastre que ha concluido en una pavorosa crisis humanitaria.

No, la dictadura de Maduro es un hecho real, concreto, objetivo y que no admite irrebatibilidad. Un fenómeno tan crudo, abrumador y persistente, como el sol que se levanta, o la noche que cae.


Por eso, no entendemos por qué los dirigentes y los partidos de la MUD no denuncian en coro, al unísono, como un todo, a Maduro y su pandilla, por qué no se convencen, de una vez, que los dictadores no respetan las constituciones, violan los derechos humanos y, mucho menos, celebran elecciones de gobernadores y alcaldes que saben van a perder, a menos que se las impongan una gigantesca movilización de calle que no ceje por semanas y hasta meses en sus objetivos.

No entendemos por qué, si los sectores estudiantiles, los sindicatos, los gremios de profesionales, y la Iglesia Católica, le gritan al mundo que el autoritarismo de Maduro ha desembocado en una dictadura, la MUD aún no realiza un pronunciamiento contundente y despeja las dudas de que, al menos en la expresión mayoritaria de los partidos que la integran, comparte esta convicción que es ya de toda Venezuela.

Y sobre todo en circunstancias, de que suenan voces desafinadas en la MUD, las de algunos partidos que no andan por el carril de la mayoría opositora, y más bien, siguen la línea oficialista de que otro “falso diálogo” solucionaría los problemas del país, cuando en verdad la intención de Maduro y su pandilla es continuar ganando tiempo, mientras la oposición lo pierde en otro espejismo que nunca llegará: las elecciones para gobernadores y alcaldes.

Tiene entonces la MUD, -si quiere ganarse de nuevo el favor de las mayorías: 

1) Denunciar contundente, unísonamente e inapelablemente que el gobierno de Maduro es una dictadura y no quiere elecciones. 

2) Hablarle claro al país y decir la verdad sobre la actual situación electoral e indicar cuales son las estrategias viables para afrontar al régimen. 

3) Dejar la ambigüedad de algunos partidos políticos y el protagonismo de sus lideres, que más parecieran formar parte de las filas del oficialismo, que de la oposición.

4) Denunciar el “falso diálogo” que de nuevo quiere implementar Maduro y sus compinches y declarar que, no participará en el mismo para que, tal como lo expresó ayer el Secretario General de la OEA, Luís Almagro, se tomen las medidas requeridas para que la Carta Democrática le sea aplicada, al dictadorzuelo.

lunes, 6 de febrero de 2017

¿QUÉ DIFERENCIA AL PSUV DE LA MUD?

" El odio, la envidia y la venganza, conforman la amarga bilis del ser. La bondad,  el perdón y una sonrisa son el elixir de la vida. "
             Pensamiento del autor.
Formato del Futuro…
¿Rivales?. ¿Contrincantes?. ¿Adversarios?. ¿Enemigos?. Cada quien lo denomina de acuerdo a su mejor apreciación. Aunque en un país que dice vivir en Democracia, lo lógico sería que se les llamara grupos antagónicos por causas ideológicas. Nada más. Pero aquí, en Venezuela, en donde existe una mescolanza de interpretaciones que va desde lo democrático hasta lo autocrático, y que pasa por una  tropicalísima interpretación en la que se combinan neodictadura y populismo,  para concluir en que la cosa es de narcisismo insuflado con revanchismo social y senilidad histórica, entonces, todo queda en la práctica deductiva similar a lo que sucede con la economía: mucho oscurantismo hace fácil la abundancia interpretativa y deductiva de un degradante neolenguaje, cargado de suspicacias y curiosas impresiones.

En fin, lo visible ante los ojos de quien se ocupa de auscultarlo con detenimiento, es que, en verdad, todo termina siendo una práctica  de dibujo libre, en la que una parte se autocalifica ser de izquierda, cuando pensamiento y conductas terminan demostrando que es expresión de lo contrario. Mientras que la antítesis, la otra parte, insiste en demostrar que no es de derecha; que sencillamente es de algo que se barniza con nuevo brillo, dependiendo del sitio donde se actúa, cómo se hace y con qué fin se promueve.

Se trata, en fin, de la manera como la población percibe al Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) y a la Mesa de la Unidad Democrática (Mud). Dos fuerzas, grupos o expresiones antagónicas que aún no han terminado de demostrar en qué consiste su diferencia. Porque  cuando cualquier inquieto analista trata de interpretarlo objetiva y responsablemente, se encuentra ante la necesidad de preguntarse qué representan los componentes de dichas siglas, porque la verdad verdadera es que su estructuración organizativa y desenvolvimiento social, evidencian que, entre tales partes, no hay mucha diferencia. Por el contrario, que hay mucha similitud entre ambas.

En primer lugar, habría que analizar quién trabaja para cuál de las dos o para las dos. A la luz de las acciones y reacciones de ambos bandos, lo único que aprecian desesperados y decepcionados ciudadanos, es que la citada combinación de siglas tiene un objetivo común: la ambición y control del poder en sí; no accionar primordialmente en atención y  beneficio del ciudadano; del hombre y la mujer de a pie a quienes ya poco les interesan las diatribas, como sí de qué manera va a evitar que la inflación le siga arruinando, o que la inseguridad le termine convirtiendo en parte de una finalmente manipulada estadística.

Durante las últimas casi dos décadas, es decir, cuatro gobiernos de los de antes, al PSUV-Gobierno, en su actuar sólo se le ha visto presionado por un desenfreno alrededor de todos los recursos lícitos o ilícitos necesarios para mantenerse al frente del Gobierno a toda costa, y convertir el ejercicio del poder en un instrumento de uso sistemático –cuando ha sido necesario-  al margen de lo que le exige e impone la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

Inclusive, no ha sido cauteloso en la mejor administración del sonrojo, cuando ha necesitado, además, apelar al populismo exacerbado  para justificar un capcioso reparto de fondos públicos, un encadenamiento verbal para justificar formas de dilapidar millones y millones de dólares, y siempre al margen, absolutamente  desentendido de la obligación de someterse a la norma rectora del control. Sí, de ese cacareado control social que se le encomienda al eufemísticamente llamado pueblo cuando se trata de vigilar a cualquier burócrata aparentemente realengo en la entrega de cuentas, pero que desaparece cuando el celo, el reparo y la exigencia se centra en los llamados a ser ejemplo de pulcritud, honestidad, modelo de moralidad: a los administradores.

¿Resultado?: todo eso que expele mal olor por la presunción de su materialización, y de lo que ya hay jurisprudencia para que no se cite, mencione o se insinúe: corrupción. Mucha y poderosa corrupción, dentro y fuera del ámbito de la nación. Mejor dicho, destrucción casi absoluta del sustento moral del que Venezuela venía haciendo alarde histórico, pero que después sirvió de excusa para que se gestara una acción insurreccional en contra de la institucionalidad democrática, hasta concluir en la destrucción del aparato productivo público y privado, en el motivo principal de una ruina total, en hambre en el pueblo, y en la consagración de la violencia y de la inseguridad. De hecho, a tanta violencia se ha llegado en el país que hoy se disputa, con otras dos naciones, el liderazgo en ese renglón de peso mundial.

¿Y la otra expresión política?. ¿La llamada fuerza opositora organizada?. Desde que la otra parte se hizo del poder, su gran objetivo ha sido siempre el mismo: rescatar ese espacio; convertir en hecho la desafortunada práctica de "Quítate tú para ponerme yo"; causa, motivo y razón lo suficientemente poderosa, como para convertir en práctica común la producción de errores, la de reeditarlos, hasta terminar en el sacrificio histórico de hacer del país un espacio para la práctica democrática con base en la información y formación de la población.

La presunción de aciertos, por supuesto, reaparece cuando se hace necesario minimizar la gravedad de los equívocos. Pero eso no impide que se tenga presente el haberle dejado la Asamblea al libre dominio del Psuv y del Gobierno; de sacar a la población a la calle a llevar sol y concluir en cierres simbólicos, hasta concluir en el desafortunado momento que nace con un triunfo electoral, del cual hoy sólo saca provecho quien controla el poder, mientras se trata, ingenuamente, de avivar esperanzas entre hambre y decepciones.

En el alma del ciudadano ofendido, burlado  y frustrado pesa excesivamente la incidencia general en la que se ha traducido la manera como los poderes Ejecutivo
y  Judicial han actuado, en un abierto reto al Poder Legislativo, que ha terminado dejando entrever una conducta permisiva, tolerante y cuasitimorata. Esa misma población cree que es la Asamblea la responsable de la destitución de los Diputados de Amazonas para complacer un absurdo,  de haberse desperdiciado la oportunidad del referendo revocatorio, de no haber impedido la permanencia en sus cargos de los mal llamados Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y rectores del Consejo Nacional Electoral y hasta la prolongación en su cargo del Contralor General de la República, entre otros.

¿Cómo se puede actuar y no ser aguerrido en la lucha, mientras, simultáneamente, se trata de convencer a la población de que en Venezuela no se vive bajo la formalidad de un régimen realmente democrático?. Y si en razón de dicho razonamiento se dice que Venezuela vive bajo el peso de una Dictadura Comunista, ¿a qué se debe que la estrategia de resistir y de confrontar responda más a los obvios fines individuales de capitalizar posiciones públicas, y no de convertir al mismo decepcionado y frustrado ciudadano en un promotor del cumplimiento de la Constitución, que sigue vigente?.

La Constitución en una Democracia es un traje a la medida que consagra el derecho ciudadano, pero a ese mismo ciudadano no se le puede ni debe someter a la voluntad de una conducción  cargada de ambiciones individuales, ajena a lo que debe ser y proyectarse como la conducción de un verdadero liderazgo. Porque un asunto es autoconsiderarse dirigente  y otra hacer sentir que se es líder. ¿A qué se debe la timidez con respecto a exigir soluciones electorales en Venezuela, tal y como está establecido en la Constitución?. ¿Por temerle al costo que implicaría dejar de ser opositor para ejercer conducción en un ambiente hostil? .

Tomando en consideración todas las encuestas realizadas hasta hoy en término de simpatizantes, se observa que, porcentualmente, en Venezuela la población de aquellos ciudadanos inclinados a favor de una pronta solución de la situación que se vive en el país, está dividida en cifras redondas en tres partes: Psuv-Gobierno: 20%; Mud: 20% e Independientes 60%. Por supuesto, ir a elecciones, plantea la posibilidad de que las expresiones democráticas independientes y la Mud pasen a constituir una fuerza capaz de configurar una población votante del 80%. ¿Y por qué no es posible llegar a ese objetivo?.

La mayoría de independientes que triplica individualmente a cada uno de los otros dos incluyentes de casi todos los partidos políticos en Venezuela, de hecho, conforma un fenómeno mundial, según el cual los ciudadanos cada día participan menos en los partidos  y no buscan el poder. Lo que ellos desean, es: trabajo, paz, seguridad jurídica, un gobierno descentralizado con independencia de poderes, un sistema bicameral, producción abundante, seguridad alimentaria y de salud, una moneda fuerte y de libre convertibilidad, buen sistema educativo, libertad de prensa y expresión, libertad empresarial y respeto a la propiedad privada, erradicación del Estado empresario. Igualmente, un excelente sistema de comunicaciones de vialidad, como en telecomunicaciones. De igual manera, colaboración y amistad en el foro mundial de naciones y que, obviamente, los ciudadanos, los únicos y verdaderos dueños del país, puedan pensar y planificar para un futuro próspero y posible.  

Eso, desde luego,  no se podrá lograr si esos dos grupos minoritarios se mantienen terca y absurdamente en un enfrentamiento sistemático, con el que  sólo lograrán arrastrar al país a una eventual guerra civil de impredecibles consecuencias, aun a sabiendas de que, al haber sangre, habrá más violencia que la actual, indistintamente de que tampoco pueda haber perdón.

Hay que detener la marcha desenfrenada del presente hacia ese camino de nada ni de nadie. No se le debe temer a una amnistía entre las partes, que concluya en acto público con todas las garantías de rigor y en un llamado a las Fuerzas Armadas del país, para que, como los civiles comprometidos, asuma que el entendimiento entre los venezolanos en disputa, se hace imprescindible. Ese Acuerdo, desde luego, tiene que concluir en una Asamblea Nacional Constituyente, para reorganizar el país en profundidad y que facilite el nombramiento de un Gobierno de transición. ¿Por cuánto tiempo?: no más de 2 años y sólo para estabilizar a la nación, a partir de la elaboración de un plan de desarrollo inalterable en atención a cambios estructurales , supeditado  al compromiso de que sea el gobierno electo el responsable directo de concluir su ejecución.

En ese Gobierno de transición, las Fuerzas Armadas, apegadas al cumplimiento de lo que les establece  la Constitución, tendrían que ser las garantes de restaurar el orden, defender al país y la seguridad ciudadana. Tienen que volver a los cuarteles y dejar que la administración del Estado y los poderes públicos sean ejercidos por la población civil. No más pretorianismo comprometedor de la que debería ser expresión inobjetable de una institución respetada y respetable.

De igual manera, el país tiene que crear condiciones para que el imperio de la ley sea una verdad; no otro instrumento más para enmascarar solvencia moral y rectitud administrativa. Y eso pasa, inclusive, por la obligación de garantizar una cierta  independencia de poderes públicos y la idoneidad de sus responsables directos, como igual debe suceder con el funcionamiento del Banco Central de Venezuela. Este debe ser autónomo, capaz de funcionar con base en los términos que le fija la Constitución, y no en obediencia sumisa a la voluntad de algún Poder.  

Si nada de eso fuera posible, porque los venezolanos  prefieren seguir optando por la convivencia en un ambiente de rabia, de odio y a merced de lo que les impone la ambición de unos pocos, nada impedirá que tal conducta termine en destrucción y en dolor.
Egildo Luján Nava
Coordinador Nacional de Independientes Por el Progreso (IPP)

jueves, 2 de febrero de 2017

Rex Tillerson, nuevo secretario de Estado de Estados Unidos

Es posiblemente en lo único que se ponen de acuerdo gobierno y oposición en Venezuela: ambos tienen esperanzas en una mejor relación con Estados Unidos y que eso les ayude en sus objetivos contrapuestos.
Y un papel importante en lo que pase en la nueva era de Donald Trump lo tendrá el nuevo secretario de Estado, Rex Tillerson, que fue confirmado por el senado de ese país este miércoles, en una votación en la que obtuvo 56 votos a favor y 43 en contra.
El líder de la diplomacia estadounidense no ocupó nunca un cargo en el gobierno, en ninguna administración pública ni en el ejército.
Su experiencia en el mundo viene de haber sido durante diez años (2006-2016) director ejecutivo de la petrolera ExxonMobil, la cuarta empresa del mundo en valor de mercado detrás de las tecnológicas Apple, Alphabet (Google) y Microsoft, según la revista Forbes.
A Tillerson lo señalan -para bien o para mal- por su cordial relación con el presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Pero, ¿qué se puede esperar con respecto a lo que haga en América Latina?
Es difícil de saber, pero hay un país de la región con el que tiene un conflictivo pasado: Venezuela.

Rechazo a la nacionalización

Para entenderlo hay retroceder hasta 2007. ExxonMobil era una de las muchas compañías transnacionales que extraía petróleo en Venezuela.
El entonces presidente, Hugo Chávez, firmó un decreto de nacionalización que obligaba a la formación de empresas mixtas con el sector privado en las que gobierno tendría la mayoría de al menos un 51% por ciento.
Manifestantes protestan en Venezuela contra ExxonDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionVenezuela celebró la salida del país de ExxonMobil y que la indemnización fuera inferior a la solicitada por la petrolera.
Todas las empresas extranjeras aceptaron, menos las estadounidenses ConocoPhillips y ExxonMobil.
Eso llevó a expropiaciones, litigios e indemnizaciones.
ExxonMobil denunció el caso ante un tribunal de arbitraje internacional y reclamó US$10.000 millones como compensación.
Chávez y sus seguidores fustigaron a la compañía, a la que convirtieron en símbolo del imperialismo, y finalmente celebraron un pago muy favorable de apenas US$1.600 millones, muy lejos de la petición de la petrolera.
Manifestantes protestan en Venezuela contra ExxonDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionExxonMobil prefirió salir de Venezuela a claudicar ante el decreto de Hugo Chávez.
Tillerson guardó silencio entonces y ahora. Se desconoce si se tomó personal el litigio con Chávez. Lo que es seguro es que fue una de sus pocas derrotas en la gestión de una de las grandes empresas de la economía mundial.
La compañía prefirió salir del país con mayores reservas de petróleo del mundo a claudicar ante las exigencias de Chávez.

El contragolpe

Pero la relación no acabó ahí. En mayo de 2015, ExxonMobil anunció el hallazgo de un gran pozo petrolero con crudo de gran calidad a 200 kilómetros de la costa de Guyana.
El problema era (y es) que el vecino Venezuela reclama esas aguas (y lo que hay debajo) en un litigio que dura ya más de un siglo por el territorio en disputa del Esequibo.
Nicolás Maduro, sucesor del fallecido Chávez desde 2013, creyó entonces que la prospección de ExxonMobil, asociada a Guyana, no era casual.
Los presidentes de Venezuela y Guyana con el exsecretario general de la ONU, Ban Ki-moon.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLos presidentes de Venezuela y Guyana con el exsecretario general de la ONU, Ban Ki-moon (centro). Pese a la mediación, el conflicto por el territorio del Esequibo sigue abierto.
"Hay una campaña brutal contra Venezuela fundada por ExxonMobil", dijo Maduro en una entrevista con Telesur en julio de 2015.
"ExxonMobil ha financiado campañas de televisión, de radio y de prensa, así como a partidos políticos en el Caribe, específicamente en Guyana", acusó.
Este 12 de enero, ya con Tillerson fuera de la empresa, la petrolera estadounidense anunció el descubrimiento de otro pozo de crudo de gran calidad muy cerca del anterior en aguas de ese territorio en disputa.

Expectativa

Maduro aseguró las últimas semanas que espera que Trump no se entrometa en los asuntos de Venezuela para que mejoren las relaciones entre Washington y Caracas, siempre tensas.
"Peor que Obama no será", dijo, muy crítico con el expresidente Barack Obama.
Pero ahora, habrá un vínculo directo entre ExxonMobil y la Casa Blanca, pese a que Tillerson se despojó de acciones en la firma que Forbes cifra en US$240 millones para evitar así un conflicto de intereses.
Durante sus audiencias de confirmación para el cargo, el ya secretario de Estado no detalló qué piensa de Venezuela.
Vladimir Putin y Rex TillersonDerechos de autor de la imagenAP
Image captionLa buena relación entre el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y Rex Tillerson puede mantener a Estados Unidos lejos del conflicto político en Venezuela.
"Estados todos de acuerdo en el desastre que ha sucedido en Venezuela, producto sobre todo de un gobierno incompetente y disfuncional, primero con Hugo Chávez y ahora con el sucesor al que designó, Nicolás Maduro", dijo en una respuesta escrita publicada por la web Latin America Goes Global.
También habló de "prácticas antidemocráticas" de Maduro y de la necesidad de una "transición negociada al orden democrático".
Poco más dejó ver de sus intenciones, de si ampliará sanciones o de si presionará al gobierno, como desea parte de la oposición, esperanzada con una postura más fuerte que la de la administración Obama.

Aliado de Putin

Pero podría no ser así, como quiere la facción más radical de la oposición.
Trump presume de su política de "Estados Unidos primero" y no parece interesado en lo que suceda más allá de sus fronteras.
Además, Tillerson mantiene fuertes lazos con Putin, uno de los principales aliados de NicoláMaduro.
Es más: en 2013 el líder ruso condecoró al entonces jefe de ExxonMobil con la Orden Rusa de Amistad.
Algunos observadores creen que el gobierno de Caracas podría aprovechar esta estrecha relación para mantener a Estados Unidos alejado de la disputa política de Venezuela.
Claro que, de nuevo, deberá estar pendiente de lo que haga el gigante norteamericano.