lunes, 27 de marzo de 2017

SÍ PODEMOS Y SIN DERRAMAR SANGRE

" Las vías pacíficas y democráticas  para rescatar la esperanza y el desarrollo armónico de la Patria están en nuestra Constitución "

Formato del Futuro…

Con casi una treintena de versiones constitucionales a lo largo de su innegable aún joven trayectoria republicana, en Venezuela no luce claro si su población ha entendido para qué sirven precisamente las constituciones.

Es verdad, también forma parte de esa misma historia de poco más de doscientos años, el que se diga que los venezolanos insisten en tratar de solucionarlo todo por la vía legal y no apelando a su difundida vocación libertaria y democrática.  Es decir, que necesitan de una ley hasta para transitar bajo el sol. No obstante, lo que bien pudiera ser motivo de recurrencia incansable a conjeturas y reflexiones, al final, no se admite como lo que es digno de aceptar, reconocer, analizar y de convertir en lo fundamental: que la Constitución es el Documento regulador del comportamiento ciudadano, incluyendo a los que gobiernan y a los gobernados. Pero, además, que su vigencia, acatamiento y cumplimiento es lo que permite la convivencia armoniosa. Y siempre y cuando, desde luego, cada ciudadano la asuma como parte de su vida misma; de su vigencia para perfilar y gozar de derechos; de la importancia de su presencia y función normativa para que también se honren deberes.

Indiscutiblemente, si el ciudadano -en este caso el venezolano- no sabe, ignora o se desentiende de la máxima de que  cualquier violación de la Constitución conduce al quebrantamiento de algún derecho ciudadano ajeno, según el criterio interpretativo para lo cual están vigilantes y han sido designados los tribunales de justicia, es objeto de sanción.

Por supuesto, todo está supeditado y condicionado a que los administradores de justicia sean ciudadanos probos, imparciales y de comprobada honorabilidad, con títulos  académicos que certifiquen el debido conocimiento, experiencia y dominio jurídico para juzgar y sentenciar acorde a la ley y el derecho para resarcir al o los afectados por algún daño causado. Sin embargo, eso es materia de la propia naturaleza interpretativa de las reglas que se aprueban, precisamente, para que la justicia y su administración no sean convertidas en una expresión caprichosa de individualidades, grupos o sesgos ideológicos.   

El reconocimiento y decisión de vivir y de convivir con base en lo que contempla una Constitución y aceptar sus alcances en los términos expuestos, sin duda alguna, lo que plantea en aquellas sociedades que deciden regirse por ella, como es el caso de Venezuela, es que no admiten someterse a lo que determina la ley de la selva, madre y padre incuestionable de la anarquía social. Porque esa ley lo que establece, es que predomina un solo derecho: el de la fuerza bruta, el del Alfa macho de la manada; el del administrador del poder por la vía del miedo, del terror y del hambre.

En Venezuela, salpicada históricamente de conceptos, razonamientos, pensamientos y expresiones cargadas de justificaciones para que haya habido 27 constituciones, sin embargo, son muchos los que han decidido convertirse en machos Alfa, en jefes de manadas, aunque, curiosamente, escondidos detrás de la temeridad colectiva en la que siempre se traduce  el empleo de armas de guerra, para, supuestamente, blindar y resguardar  la importancia de la paz.

De lo que ellos no se han percatado, sin embargo más allá de su persistente empleo  de tal argumentación, es que no alcanzan a ser precisamente jefes de manada. No sólo porque no se vive en la selva, sino también porque una sociedad informada -y aun mediatizada y manipulada- es capaz de razonar, intuir, deducir y rechazar toda posibilidad de someterse a la obligación de actuar como rebaño. No así, sin duda alguna, de administrar su capacidad rectora de esos mismos componentes de un sinfín de reacciones sociales espontáneas en la historia de muchas comunidades: el hambre, la injusticia y el miedo; detonadores históricos por excelencia.

Investigaciones sociales, encuestas e investigaciones académicas, por cierto, se han ocupado de demostrar que en Venezuela, tales factores ya no son detonadores. Las ubican como activadores de un componente general de rechazo: de grupos de poder, de individualidades empecinadas en actuar de espalda a la norma rectora de la Constitución; de falsas expresiones de dominio, apoyadas en la errónea convicción de que la insatisfacción de necesidades humanos primarias conforman sumisión incondicional.

Ciertamente, pudiera haber sometimiento. Sólo que, como lo dicen los  resultados citados anteriormente, también la protección y salvación pudieran estar supeditadas en este caso  a la importancia de resguardar el núcleo familiar, la protección de niños y ancianos; a la preservación de la esperanza y de los sueños en un país distinto.

Acerca del tema y de sus alcances, personas y países a nivel internacional han hecho sentir  su voz de alerta sobre esta injustificable situación. Dicen que el tiempo del diálogo pasó, porque  cuando se produjo, no hubo señales de quererlo y  las puertas fueron cerradas. Fue una oportunidad ideal que se utilizó  disfrazándola hasta con la presencia de la Iglesia católica y de supuestas personalidades de reconocida trayectoria política internacional, para terminar en una caricatura grotesca e irrespetuosa. Inclusive, los grupos comprometidos se comprometieron a asumir decisiones y acciones. Y, lejos de llegar  a soluciones, el tiempo se usó para distraer y desvirtuar la importancia  de lo que estaba planteado.

Y mientras marzo del 2017 cierra sacudido por la expectativa de lo que sucederá durante los meses por venir, después de lo que se ha planteado en el seno de la Organización de Estados Americanos, nuevamente, aparece que  el único camino factible basado en lo que establecen los artículos 457, 458 y 459 de la vigente Constitución, sin mediatización del Gobierno, de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo Nacional Electoral, es actuar con base en lo que ofrece la Carta Magna al Poder Originario y a las Fuerzas Armadas. Se trata de que cumplan  con su sagrado deber de defender los mandatos y contenido de la Constitución, de los derechos  ciudadanos y del resguardo del Territorio Nacional, dando cabida a todos los sectores y actores para solucionar la terrible situación que agobia a más de 30 millones de ciudadanos.

Dicho de manera más explícita, de convocar a la participación ciudadana alrededor de un proyecto país por y para una Venezuela reconciliada vía Poder Constituyente Originario. En el mismo, podrán concurrir partidarios de Gobierno, como de la oposición, tal y como lo establece la actual Constitución. Y debería suceder sin distinción ni diferencias; de todos los ciudadanos motivados por el mismo propósito de reconstituir la República desde sus bases, estableciendo una nueva Constitución hecha a la medida del ciudadano y no de las del  mandatario de turno.

Se darían los pasos necesarios para reivindicar la necesidad de establecer en el país la administración de justicia, a partir del reconocimiento del imperio de la ley, que, sin duda alguna, constituye la única garantía del respeto a los derechos y deberes del ciudadano para una feliz convivencia  con plena libertad y protección a los derechos humanos. Asimismo, de la independencia de los poderes públicos, como la autonomía  de las regiones, con el único propósito de lograr bienestar y desarrollo.

Luego de aprobar y establecer una nueva Constitución y después de aprobar un Plan Nacional de Desarrollo no sometido a las rigideces culturales y políticas del populismo pernicioso, como tampoco a improvisadas ocurrencias de falsos iluminados, se convocaría a un proceso de elecciones generales con un nuevo Consejo Nacional Electoral para cumplir con el ansiado cometido.

Los odios, rencores e intereses personales tienen que ser puestos a un lado. Lo único que debe importar y animar a los venezolanos ante una situación como la que hoy se vive, es salvar a la República. Y eso lleva implícita, desde luego, la  expulsión de la bota foránea y grosera que pisa sobre el presente y el futuro de todos los que viven en el país, como de aquellos que han debido huir o alcanzar las posibilidades de triunfo fuera de su tierra, porque se los han negado en suelo nacional.

Es un compromiso para los venezolanos, los únicos llamados hoy a forjar el futuro que se mantiene hipotecado fuera del territorio de la República.
Egildo Luján Nava
Coordinador Nacional de Independientes Por el Progreso (IPP)

sábado, 25 de marzo de 2017

Dictadura en democracia

Los dictadores existen desde que los humanos decidieron organizarse en grupos sociales. Son aquellos que a través de la fuerza se ponen por encima de cualquier escala jerárquica y crean a su alrededor un aura de absolutismo y completo dominio. Siempre imponen sus ideas a los dominados y eliminan cualquier disidencia con el régimen impuesto. En su ignorancia de los principios políticos recurren a la astucia y a la hipocresía para someter al pueblo con dadivas y prebendas. Los afectos a la tiranía toman resoluciones absurdas que conducen a la anarquía y esta termina debilitando el poder. Un pueblo puesto en manos de un advenedizo que no respeta las contiendas electorales, se atomiza por las discordias de los opositores que exacerban su sed de poder.
Los aspirantes a dictadores algunas veces revelan sus intenciones mediante su ferviente deseo de eliminar opositores. Con ellos la palabra libertad no existe y puede ser protegida solamente si a la gente opositora le importa lo suficiente como para luchar por ella. Quienes han vivido en dictaduras sostienen que es necesario “luchar sin creer en dirigentes que manejan la oposición a su conveniencia económica”. En algunas dictaduras latinoamericanas, quienes han detentado el poder, lo han hecho con el apoyo de muchos “antagonistas políticos”.

Aunque algunos dictadores han detentado el título de Presidente, con el propósito de aparentar una legitimidad que no poseen, han gobernado con poderes extraordinarios, o de facto, degenerando con facilidad en regímenes despóticos, tiránicos y a menudo violentos. Usualmente demandan poder ilimitado para lidiar con una emergencia nacional o para restaurar el orden. Raras veces abandonan el poder que han adquirido por la vía democrática y niegan toda posibilidad de abrir procesos electorales alegando razones de seguridad de Estado.
Cualquier dictadura de tipo fascista impone unas ideas al pueblo y lo subyuga bajo el poder del terror y la represalia policial o militar. Estas han surgido en pueblos prósperos, educados y sofisticados que parecían estar lejos de llegar a una tiranía y que acogieron a dirigentes lunáticos porque las políticas de gobiernos anteriores devinieron en crisis económicas, políticas y sociales que fueron el caldo de cultivo para los tiranos.
La oposición debe ser un componente básico del funcionamiento de las democracias pluralistas porque su existencia representa la cristalización de la diversidad social y desemboca en regímenes bipartidistas o multipartidistas. También mantiene una relación directa con la democracia porque no busca la eliminación del adversario, sino la solución de los conflictos, esto se logra mediante la identificación de intereses comunes y privilegiando el mecanismo del diálogo por encima del de la confrontación.
*Coordinador Nacional de IPP-Gente
@alvareznv

jueves, 23 de marzo de 2017

Holodomor


Los mayores casos de antropofagia se produjeron durante el Holodomor, también llamado Genocidio Ucraniano. En ucraniano es el nombre atribuido a la hambruna que asoló el territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania, durante los años de 1932-1933,en los que perecieron millones de personas. 

Teniendo como referencia la definición jurídica de genocidio y numerosas evidencias, se verificaría la naturaleza genocida del Holodomor al haber fuertes indicios de haber sido una hambruna artificial creada por el régimen comunista de la URSS. Si bien otras hambrunas también fueron provocadas en otras regiones de la URSS, el término Holodomor es aplicado específicamente a los sucesos ocurridos en Ucrania.


Etimología

La palabra Holodomor proviene del ucraniano, y significa matar por hambre. El término fue utilizado por primera vez por el escritor Oleksa Musienko en un reportaje presentado a la Unión de Escritores Ucranianos de Kiev en 1988. 

En el cuarto sábado del mes de Noviembre, en Ucrania y en las comunidades ucranianas de todo el mundo, se conmemora el acontecimiento y se rinde homenaje a las víctimas del Holodomor. 


El genocidio en Ucrania

Hablando de la Ucrania de hoy, se suele mencionar su excepcional potencial agropecuario, debido a las grandes reservas de sus fertilísimas tierras negras, muy importantes a escala europea y también planetaria. No en vano se la llamaba "el granero de Europa", siendo, a comienzos del siglo pasado, uno de los mayores productores de trigo en el mundo. Por eso es difícil concebir que este país y su pueblo hayan quedado en el ojo de tormenta de la mayor catástrofe mundial del siglo XX, y la mayor de la historia de Ucrania, maquinada como genocidio por hambre. Durante los años 1932/33 murieron, por esta causa, de 7 a 10 millones de personas. El número exacto de víctimas aún no ha podido ser determinado por historiadores y demógrafos, ni tampoco sus tremendas consecuencias sobre las posteriores generaciones. 

¿Cómo pudo ocurrir tan horrible crimen sin que haya habido resistencia armada del pueblo afectado y sin que la opinión pública internacional tomara cartas en el asunto? 

Con la caída del imperio zarista en 1917, Ucrania, después de sucesivos y correlativos pasos políticos, proclamó su total independencia el 22 de enero del año 1918. Es reconocida por muchas naciones del mundo, incluyendo el gobierno bolchevique de Lenin. La República Argentina lo hizo el 5 de febrero de 1921. 

Después de una corta pero cruenta lucha libertadora en el "cuadrángulo de la muerte", la mayor parte del país quedó incorporada en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), mientras sus territorios occidentales eran repartidos entre Polonia, Checoslovaquia y Rumania. 

Ya dueño absoluto del poder en la URSS, en 1928, Stalin aplica su plan quinquenal destinado a convertir el país en un "paraíso terrenal". Todo impedimento para su realización debería ser eliminado. El individualismo ucranio era un obstáculo. Así comienza la era del terror contra la Iglesia y la dirigencia nacional ucrania. Se arrestan, fusilan o deportan a Siberia millares de líderes religiosos e intelectuales, científicos, estudiosos, artistas y poetas. 

En 1930, se ordena que la colectivización de la tierra deba ser completada, a más tardar, en dos años. Las tierras de los kulak y todas sus pertenencias son confiscadas por el Estado. Miembros de choque del partido comunista son traídos de las ciudades para "ayudar" en la colectivización. El que se opone es denunciado y deportado. Los impuestos, pagaderos en granos, se aumentan exageradamente, obligando así a los campesinos a incorporarse a las granjas colectivas, donde estos impuestos son tres veces menores. 

El aniquilamiento físico masivo de los agricultores ucranios, por medio del hambre artificial, fue un consciente acto terrorista de un sistema político contra gente pacífica, a cuya consecuencia desapareció no sólo una numerosa capa de prósperos y libres campesinos-empresarios, sino también varias generaciones de la población rural. Fueron socavadas las bases sociales de la nación, sus tradiciones, su cultura espiritual y autóctona. 

Según el conocido científico estadounidense James Mace: "La colectivización forzada fue una tragedia para todo el campesinado soviético, pero para los ucranios fue una tragedia en particular. Tomando en cuenta la casi total destrucción de las elites urbanas, la colectivización representaba su aniquilamiento como organismo social y factor político. 

Por orden del gobierno se prohibía todo tipo de comercio en las aldeas, se impedía el abastecimiento de productos alimenticios, se perseguía y se condenaba a diez años de prisión o fusilamiento cualquier forma de utilización de pan como pago por el trabajo, en las regiones que no hubieran cumplido con las cuotas establecidas de entrega de granos. 

En la primavera de 1933 el Holodomor llegó a su punto culminante. Murieron 25.000 personas por día, diecisiete seres humanos por minuto. Probablemente, tomando en cuenta los resultados del censo poblacional del año 1937, la pérdida de vidas como consecuencia del agotamiento físico total, del tifus, de envenenamientos gastrointestinales, canibalismo, represiones, suicidios, debido al desorden psíquico y colapso social, representaba, en el territorio de Ucrania, a ocho millones de personas, aproximadamente. 

Por su direccionamiento antiucranio y por la magnitud en su aplicación, el Holodomor de los años 1932/33 se reveló como el arma más terrible de destrucción masiva y de esclavización social de los campesinos, utilizada por el régimen totalitario. 


Sin un adecuado análisis de esta cínica forma de terror político, en sus aspectos históricos, sociológicos, legales y políticos, es imposible, hoy, imaginar la historia de la Europa del siglo XX y comprender la esencia misma del totalitarismo. Con todo fundamento se puede hablar de una catástrofe social-humanitaria global en la historia de la humanidad y no sólo en la de Ucrania. 

Es importante destacar que el concepto de "genocidio" fue introducido en el campo internacional por una resolución de las Naciones Unidas del 11 de diciembre de 1946, que rezaba: "De acuerdo con las normas del derecho internacional, el genocidio es un crimen, que es condenado por el mundo civilizado y por su realización los principales culpables deben estar sujetos a castigo". En septiembre de 2003, el presidente de Ucrania apelaba a que los participantes de la 58a Sesión de la Asamblea General de la ONU apoyaran la iniciativa ucrania para condenar el Holodomor de los años 1932-33 como acto genocida. Una declaración conjunta de las delegaciones de los Estados miembros de la ONU designaba, por primera vez en la historia de esta alta organización internacional, al Holodomor de los años 1932-33 (en su 70 aniversario) como una tragedia nacional del pueblo ucranio, con sus penosas derivaciones para naciones colindantes, y apelaba a todos los Estados miembros de la organización para presentar tributo a la memoria de todos aquellos que fallecieron en este trágico período de la historia. Junto con ello, el reconocimiento del Holodomor como genocidio contra el pueblo ucranio se encuentra en muchos otros documentos oficiales. Sólo mencionaré aquí la declaración de homenaje a las víctimas del Holodomor en Ucrania de los años 1932-33, aprobado por el Senado de la República Argentina el 23 de septiembre de 2003. 

Finalmente, en la reunión plenaria de alto nivel de la Asamblea General de la ONU, del 15 de septiembre último, el actual presidente de Ucrania, Viktor Yushchenko, en su alocución a los jefes de Estado presentes, declaró: "Estimados líderes del mundo actual, tenemos suficientes fuerzas para evitar los crímenes contra los hombres y la humanidad. Yo me dirijo a ustedes en nombre de una nación que ha perdido 10 millones de personas por el Holodomor, el genocidio organizado contra nuestro pueblo. En aquella oportunidad los gobiernos de muchos países no quisieron ver nuestra desgracia. Insistimos: el mundo debe conocer toda la verdad sobre los crímenes contra la humanidad. Sólo así podremos estar todos seguros de que la indiferencia nunca más estimulará los criminales". 

Populismo del Puro


Lamentablemente esta caricatura es mas real que la propia realidad, este país no podrá salir adelente, ni avanzar en el futuro mientras no se cambie la mentalidad del venezolano desde sus más profundas raíces, es decir, desde la educación inicial y los valores de la familia, entonces, se puede decir que después del tsunami rojo pasaran unas cuantas décadas para empezar a ver evolución económica y prosperidad a punta de trabajo y educación.


sábado, 18 de marzo de 2017

El trueque de alimentos y medicinas por internet gana terreno en Venezuela

Keila, un ama de casa venezolana que vive en Trujillo (oeste), resolvió la escasez de harina de maíz precocido en su hogar mediante un trueque que concretó vía internet y por el que ofreció a cambio una crema dental, un artículo cuyo precio es inferior al de la harina pero aún más escaso en el país.

Como Keila, miles de personas se han afiliado a grupos creados en la red social Facebook para conseguir, por compra o intercambio, los alimentos y las medicinas que escasean en la nación petrolera en medio de una severa crisis económica.

Estos grupos están segmentados por entidad política y hasta por ciudad con el fin de facilitar y acelerar los encuentros entre quienes participan en los trueques, operaciones que no se rigen por la relación entre el valor de venta de un artículo u otro sino por la necesidad del que oferta o demanda.

Así, Keila pudo cambiar uno de los 4 dentríficos que compró esta semana a un precio de 22 bolívares cada uno, equivalentes a 0,03 centavos de dólar, por dos paquetes de harina, cuyo valor total es 36 veces más caro que el de su aporte en el intercambio.

La escasez e intermitencia de medicinas y alimentos, muchos de ellos bajo el control de precios del Gobierno de Nicolás Maduro, ha hecho que los venezolanos pasen horas en cola a las afueras de farmacias y supermercados para cazar productos a bajos precios y que, aunque no los necesiten, puedan servir para trueques.

Efe pudo comprobar que existen decenas de grupos en Facebook destinados al intercambio de comida, productos de aseo e higiene personal y medicamentos, y que mientras más grandes sean las regiones del país donde estos grupos tienen cobertura mayor es el número de personas suscritas.

Por ejemplo, una de estas comunidades, que se titula "Compras, Ventas e Intercambios (Caracas exclusivo)", cuenta con casi 150.000 miembros y supone una plataforma solo para quienes quieran comprar, vender o intercambiar artículos en la capital del país.

En esta página se registran cerca de un centenar de anuncios a diario, y al menos un tercio de ellos pertenece a usuarios que ofertan algún producto de precio regulado y generalmente escaso en el país a cambio de otro con las mismas características.

Mientras, Keila completa sus transacciones a través del grupo "Compra-Venta-Trueques-Valera-Trujillo" que tiene 12.000 suscriptores, una cifra de algún modo proporcional a la población de esta entidad que representa apenas un tercio de los casi dos millones y medio de personas que habitan en Caracas.

Otras comunidades digitales como "Trueques Sin Restricción Maracaibo (estado Zulia, oeste)" con 50.000 suscriptores o "Cambios y Trueques Bolívar (sur del país)" con 11.000 miembros registran a diario ofertas que seducen rápidamente a los ciudadanos que andan en búsqueda de comida y remedios.

Artículos como teléfonos celulares, zapatos, pañales o relojes también son sometidos a intercambios en estos grupos y sus anuncios compiten con el cada vez más popularizado trueque de alimentos y con la ya tradicional oferta de bienes escasos a un precio muy superior al establecido por el Gobierno.

En el caso de las medicinas, estas son canjeadas por otros fármacos, por comida o por casi cualquier cosa que necesite el que las ofrece, como Johana Bracho, una usuaria de Facebook que en un grupo de intercambio exhibió varios antídotos en una fotografía con un mensaje al pie: "Cambio por pañales, leche, o Colgate (crema dental)".

En este mercado digital donde la necesidad es decisoria y el dinero no tiene cabida convergen también quienes publican anuncios en búsqueda de algún producto escaso sin ofrecer nada a cambio o quien oferta alimentos y medicinas que ya han sido consumidas en parte y, aunque parezca inverosímil, surgen interesados.


Mientras que las estimaciones más conservadoras ubican el índice de escasez alrededor del 30 por ciento, asociaciones de productores, economistas y partidos políticos que adversan al Gobierno aseguran que oscila entre 50 y 80 por ciento.

El presidente Maduro insiste en denunciar la puesta en marcha de una guerra económica, una tesis del chavismo que culpa a opositores y empresarios por la crisis, el desabastecimiento generalizado y hasta por la caída de los precios del crudo, la principal fuente de financiación del país.

martes, 14 de marzo de 2017

#VzlaHambrunaYMiseria

De la mano de la ruina político-institucional, el régimen conduce al país a la ruina económica.

La Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), que es un estudio realizado por un equipo multidisciplinario de investigadores de tres universidades (UCV, UCAB y la Simón Bolívar)  reveló que en Venezuela había un 81,8% de hogares pobres en el año 2016, convirtiéndonos así  en el país más pobre de América Latina. De esos hogares pobres, el 52% se encuentra en pobreza extrema, es decir, que no tiene capacidad suficiente para financiar o adquirir la canasta alimentaria. Contra el veredicto técnico de esas tres calificadas universidades, Nicolás Maduro tuvo la desfachatez de decir el pasado 15 de enero que en el 2016 la pobreza había disminuido de 19,7%  a 18,3%.


Como  al hambre por la insuficiencia alimentaria se suma la escasez de medicamentos esenciales para la conservación y el rescate de la salud, se completa la existencia de una crisis humanitaria, agravada por la resistencia oficial de aceptar la ayuda externa.


miércoles, 8 de marzo de 2017

MADRE, NOVIA, ESPOSA, HERMANA, ABUELA... Luz que ALUMBRA y DA VIDA, ternura, fortaleza, inteligencia, dulzura y AMOR. MUJER TÚ lo eres TODO. MUJER sin ti no somos NADA. Nuestro RESPETO y ADMIRACIÓN por todas las MUJERES.




Día Internacional de la Mujer


martes, 7 de marzo de 2017

#VzlaBarrancoEconomico

La revista británica The Economist publicó una polémica caricatura en la que busca retratar la profunda crisis económica que atraviesa Venezuela, con el presidente Nicolás Maduro al volante.
 En la imagen se observa al presidente Maduro conduciendo un autobús, que lleva los colores de la bandera venezolana. Maduro se inició en la política como sindicalista de los conductores del metro de Caracas.

En la parte trasera del vehículo, aparece como primer pasajero Henry Ramos Allup, dirigente opositor y presidente de la Asamblea Nacional.
La imagen fue titulada por la prestigiosa publicación británica como “Rumbo al colapso”

lunes, 6 de marzo de 2017

Etapa peligrosa

Venezuela atraviesa una de las etapas más peligrosas de toda su existencia. Todos sabemos que estamos mal y la nación camina hacia peor. Nada funciona para bien. “Las siete plagas de Egipto” parecieran haberse desatado como una especie de castigo contra todos y no solamente contra los responsables del drama cotidiano. En el fondo creo que se trata de una invitación para que reacciones de manera definitiva y pongamos punto final a la situación actual.

A los males conocidos se suma ahora la maniobra distraccionista y tramposa de la relegitimación, relegalización o como quieran llamarla, de los partidos políticos y organizaciones con fines electorales. Lo hacen mediante un reglamento irregular, basado en una ley que no respetan y que, dicho sea de paso, tampoco es respetable. Se desconoce tanto la autonomía de los partidos como la libertad de los ciudadanos para actuar dentro de los cánones fundamentales de la vida en democracia. Trata desesperadamente de crear su propia alternativa opositora al estilo nicaragüense, mantener el control del CNE y manejar a su antojo un registro electoral bastante interferido. Cuanto sucede ha sido telegrafiado por los más calificados voceros de la dictadura tiránica que está a la cabeza del régimen. Quien quiera desconocer cuanto digo lo hace por ignorancia, comodidad o complicidad. Para nosotros es inaceptable.

Los factores políticos no comprometidos con el régimen, deben estar alertas frente al peligro de la resignación pesimista que puede desarrollarse en una población harta, fatigada, golpeada al máximo por la crisis y carente de dirigentes de verdad que se coloquen al frente dejando a un lado ambiciones personales o de grupo. Ojalá y no tome fuerza aquella vieja consigna usada en algunos países, “que se vayan todos”, como respuesta ante el gobierno y la oposición colaboracionista. Todavía no es el caso, pero cuidado, mucho cuidado. Se camina en esa dirección.

La Constitución de la República tiene muchas fallas y vicios que deberán corregirse. Sin embargo, conserva principios y algunos esquemas básicos para el ejercicio pleno de la democracia. Debemos hacer realidad lo de ser un país federal, descentralizado e integrado por estados y municipios autónomos. La libertad económica y de trabajo, el mercado como instrumento para la creación y distribución de la riqueza y la familia como núcleo primario de cualquier política que se desarrolle desde el poder público y de los protagonistas de la acción privada.

Sabemos que este régimen no va a cambiar. No hay voluntad de rectificación, ni de buscar a los mejores para las tareas inaplazables. En consecuencia, si no cambia hay que cambiarlo integralmente. El cambio de régimen se inicia con la salida de quien ocupa la presidencia y la progresiva democratización de todas las instituciones. Todos, civiles y militares, políticos y no políticos, todos juntos por el cambio y la autonomía.


@osalpaz

Carolina Jaimes Branger: ¡¿Los “más felices”?!


La verdad es que cada vez tengo que hacer mayores esfuerzos por escuchar las cadenas de radio y TV. Definitivamente, parecen más bien prácticas de estoicismo. Me enferman las mentiras en tecnicolor, pero más me enferma que nos crean tan idiotas como para creerlas.

La semana pasada, creo que fue el miércoles, Nicolás Maduro se explayó explicando que estos carnavales de 2017 habían sido los “más felices” de los últimos años. Los comparó con los del 2014, 2015 y 2016. Habló de la guerra económica que había restado “felicidad” a los carnavales de aquellos años, pero que gracias a la eficiencia de la revolución, habían sorteado los obstáculos para tener, finalmente unos “carnavales felices”.

¿Quién le cree, por Dios? ¿Cómo van a ser felices unos carnavales en un país donde la gente se muere de mengua, de hambre o porque la matan? ¿Maduro no dizque sale por ahí manejando él mismo? ¿No ha visto a compatriotas registrando con fruición las bolsas y los pipotes de basura y hasta peléandose los hallazgos con los perros callejeros? ¡Esa imagen, por desgracia, es cada día más frecuente! Pero Maduro no se da por enterado y confiesa que pasó los carnavales más “felices” de los últimos años. ¿Qué será “felicidad” para Maduro? ¿Repartir unos caramelos tiesos, como hizo García Carneiro en Vargas, donde los famélicos adultos se los arrebataban a los niños? ¿Gastar en unos adornos horrendos quién sabe cuánto dinero, dinero que podría haberse usado en comida y medicinas?...

El 25 de febrero fui al concierto en el Centro de Acción Social por la Música. Al salir del estacionamiento vi a un grupo de personas arremolinadas y me acerqué. Rodeaban a una muchacha que no pasaba de quince años, que había perdido el conocimiento. Hambre, no me queda duda. Estaba en el hueso. Lo peor es que tenía un bebé. La encontraron tirada en la acera, con su hijito al lado. En medio de su desfallecimiento pedía que no se lo quitaran. Era sábado de carnaval. Estoy segura de que no fue “el más feliz” de sus carnavales de los últimos años.

Como tampoco lo fue de quienes se acostaron sin comer una, dos, o las tres comidas. O de quienes tuvieron que registrar las bolsas de basura para alimentarse de sobras. Ni de quienes constataron que un día de trabajo sólo les alcanza para comprar un kilo de arroz o de harina de maíz. Ni de quienes les llegó falla la bolsa del Clap. ¡Esta hambruna es una crónica anunciada, pero el gobierno desoyó las voces expertas por considerarlas traidoras! ¡Nadie que critique tiene campo ni oportunidad dentro del régimen!

No, no fueron carnavales felices para quienes desesperadamente buscaron remedios tan necesarios como antibióticos y no los encontraron. O aspirinas, acetaminofén o ibuprofén. Algo que es tan común encontrar en cualquier farmacia incluso en países pobres, en Venezuela no se consigue. No fueron felices estos carnavales para los enfermos renales, porque no hay cómo dializarlos, ni de quienes padecen enfermedades crónicas de cualquier otro tipo, como el cáncer o enfermedades autoinmunes. Ni de aquellos que esperan ser operados, porque no hay anestesia ni material quirúrgico.

Tampoco lo fueron para las víctimas de la inseguridad, de esa violencia que crece exponencialmente porque no se hace nada por detenerla.

Y estoy segura de que tampoco lo fue para quienes –obligados- aplaudían la cadena presidencial… Feliz ha debido ser sólo para cuatro gatos en Miraflores, Fuerte Tiuna y algunas gobernaciones y alcaldías…

@cjaimesb