jueves, 24 de diciembre de 2015

martes, 22 de diciembre de 2015

lunes, 7 de diciembre de 2015

Feliz democracia

Hoy la Venezuela bonita, emprendedora, respetuosa y tolerante amaneció de fiesta. Nuestro regocijo no solo se debe a que triunfó la tendencia más afín a nuestro pensamiento, sino porque se le bloqueó el camino al proyecto político más atrasado, populista y manipulador de que se tenga noticia en la historia contemporánea de Venezuela y posiblemente de Latinoamérica.  “Que bonita es la victoria cuando Dios nos la concede” dice una canción. Yo sabia que ayer les ganaríamos el juego que llaman el “bonito”, por eso anoche, me comí un dulce de lechosa que me dio la señora Celina y soñé con el mejor futuro para nuestra nación.

Quiero reconocerle al pueblo venezolano, que con valentía y arrojo superó el amedrentamiento, el chantaje y el miedo transmitidos por el gobierno. Aunque parezca un chiste, quiero agradecer al gobierno su exitoso desempeño como jefe de campaña, sus torpezas y mala fe abonaron el terreno para dilapidar el mayor capital político de que se tenga noticia en Venezuela. En toda contienda, juegan a favor nuestros aciertos pero también los errores del adversario y en esta oportunidad el chavismo sobrevaloro el legado político que había recibido y subestimó el espíritu libertario del pueblo venezolano. El gobierno se cansó de hablar de generales y de guerras y los derrotó el “General Hambre”. Ahora deberán repensar su porvenir entendiendo que los humanos aprendemos más de las derrotas que de las victorias.

Reza un proverbio: se debe ser gallardo en la derrota y magnánimo en la victoria, por eso le corresponde a la alternativa democrática analizar fríamente la inmensa responsabilidad que le ha entregado el pueblo venezolano, no debe haber lugar para equivocaciones porque del amor al odio solo hay un paso. Los errores del pasado nos deben alumbrar el camino del presente y del futuro, se debe entender que  aun cuando el chavismo sufrió una derrota, seguirá siendo una opción política respetable. Hay una gran cantidad de venezolanos que todavía los acompaña y  merecen nuestro respeto democrático. Debemos dejar de lado el revanchismo y dedicarnos a restañar las heridas de la gente, privilegiemos la suma y la multiplicación y minusvaloremos la resta y la división.

A nuestros presos políticos: el día en que llegue el carcelero con las llaves está cerca. A quienes estaban pensando irse del país después del 6D: ¡desempaquen las maletas, este es el mejor país del mundo! A nuestros hermanos que han tenido que partir ¡los esperamos pronto en casa para reconstruir juntos nuestro país!. Al niño Jesús: ¡Gracias por el regalo navideño!; al pueblo ¡Feliz democracia!

*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
@alvareznv

El Voto en Venezuela



martes, 1 de diciembre de 2015

¿Por qué votaré el domingo 6D?

Votaré el el próximo domingo 6, en las elecciones legislativas, porque desde que tengo la edad establecida nunca he dejado de hacerlo. Votaré por la razón fundamental asociada a la naturaleza de la elección. Para tratar de recuperar una de las condiciones fundamentales de la democracia, la autonomía de poderes. La posibilidad de que un poder, el legislativo, pueda hacer contrapeso a otro poder, el ejecutivo, de manera que tenga controles, supervisiones, evaluaciones para que el segundo no actúe impunemente. Para que el presidente y los ministros rindan cuentas. Sean interpelados cuando sea necesario. Para que cuando violen las reglas de juego establecidas en la Constitución reciban el castigo que necesario.

Votaré el domingo 6, pensando en los más de 70 activistas políticos que están presos arbitrariamente sólo por disentir del grupo en el poder. Pensaré también en los miles de venezolanos que han estado detenidos por participar en manifestaciones de protesta. En los centenares que han sido violados sexualmente por guardias nacionales, en lo que han sido torturados implacablemente, escupidos, golpeados, vejados, ofendidos, agraviados.

En el momento cuando toque la tecla “Todos”, lo haré en solidaridad con los enfermos de parkinson que han vivido momentos difíciles por ausencia de medicamentos, con los epilépticos que sufren ataques en las calles por la misma razón, por los enfermos de cáncer que no tienen los químicos para sus terapias y por mi mismo que he pasado días sin encontrar las pastillas la hipertensión sólo porque un gobierno pervertido monopoliza los dólares y los asigna a su capricho.

Cuando deposite en la caja de cartón el papelito que registra mi voto pensaré en los miles de productores venezolanos, unos del campo, otros industriales o comerciantes, que han visto como en minutos se esfuman sus esfuerzos de años. En todos aquellos que han sido expropiados por un Estado hambriento de poder pero incapaz de conducir con éxito las unidades productivas que estatiza. Pensaré en la granjera que hizo circular el video en donde muestra las gallinas ponedoras que se van muriendo porque no tienen alimento y llora por ellas como si fueran sus mascotas.

El 6 de diciembre, cuando me despierte y me vista de domingo, o de novio de la democracia, pensaré en los más de 100 mil venezolanos que han sido asesinados desde 1999. La mayoría a balazos. Sin que el gobiermo haya hecho ningún gesto grandioso para contener el fenómeno más grave que sacude a Venezuela, la perdida del valor sagrado de la vida, la banalización del derecho más importante, el derecho a estar vivos. Recordando que es al estado a quien le corresponde hacer cumplir los derechos fundamentales.

Ese día, mientras esté en la cola aguardando por ejercer mi voto, pensaré que con una nueva Asamblea Nacional tal vez podremos investigar a fondo los 800 mil dólares que Antonini le llevó en un avión de Pdvsa a la derrotada Krichner, en los miles de millones de dólares asignados por Cadivi a empresas de maletín, los misterios ocultos en los asesinatos del fiscal Anderson y el diputado Serra, las relaciones entre la familia presidencial y los narcosobrinos detenidos, se supone que para e resto de su vida, en los Estados Unidos.

Al regresar a casa pensaré que he votado por todos los venezolanos que estamos en contra del populismo autoritario y desde hace quince años, todos los días, hemos sido insultados desde los medios cada vez más controlados por los rojos. Recordare todas las veces que nos han dicho traidores, enemigos de la patria, pitiyanquis, malditos, escuálidos, disociados, hijos de puta, sólo por que no estamos de acuerdo con la manera autoritaria y errática como conducen al país.

Y por la noche, cuando la nueva mayoría de la Asamblea sea un hecho, brindaré hacia el cielo esperanzado con la certeza de que, como decía Manuel Caballero, una no sale de una pesadilla cambiando de monstruo, uno sale de una pesadilla despertándose.


Autor: Tulio Hernández

Fuente: http://notiforo.com/foros/viewtopic.php?t=6208