martes, 29 de marzo de 2016

¿SE NOS AGUÓ EL GUARAPO?

Autor: Jesús Morales
Artículo publicado en: https://elarbolluminoso.wordpress.com/
Mucho ha cambiado en el país desde el 6 de diciembre, aunque para ser sincero, el cambio que muchos, me atrevo a decir que la mayoría, queremos aún no se ha dado. No obstante, el venezolano siempre ha hecho de la emoción y la euforia las fuentes más importantes de su accionar político. Así como lo dijo Luis Castro Leiva, pareciera que la política fuera un partido Caracas - Magallanes.
"Somos los fanáticos del Caracas y el Magallanes (...) quienes vamos al estadio de la política a tomar cerveza, a chacotear y a nadar en obscenidades mientras nos divertimos y a elegir festivamente a nuestros representantes o ver pasivamente desde nuestras casas lo que hacemos y dejamos hacer que se haga con nuestra desidia".
Es de preocuparse que en el momento que vive Venezuela, el espectáculo de la política ha reemplazado a la política. El efecto aletargador de las vacaciones de Semana Santa también ha hecho su parte. Quienes ven la política como quién ve una telenovela quizá no logran ver como tiemblan los fundamentos que el 6D nos dieron la 'gran victoria' y abrieron una oportunidad real para un cambio de gobierno por primera vez en 17 años. Paso a analizar de manera poco ortodoxa las últimas encuestas de Datanálisis.
Imágenes integradas 1
Advierto desde ya que quizá no diré lo que muchos consideran la 'Verdad' o lo 'Correcto'. Pero las encuestas y la política tienen mucho que ver con percepción. Yo también pienso que el país necesita un cambio, tanto político como social y cultural. También me doy  cuenta de la frustración de la gente, pero me valgo de las encuestas para observar lo que los venezolanos sienten y opinan y no lo que yo quiero y creo que opinan, les invito a hacer lo mismo al momento de leer este artículo.
Una buena pregunta es ¿tenemos el suficiente apoyo para revocar el mandato presidencial? 52,1% de los encuestados está de acuerdo con revocar, 15,3% de ellos son partidarios del oficialismo. No necesariamente es suficiente, si se calcula a la totalidad de la población votante, sí, pero no todo el mundo en Venezuela vota. De hecho, si hablamos de 52,1% de los votantes el 6D, perderíamos el revocatorio por 92.766 votos. Qué peligroso sería que el revocatorio en vez de revocar a Maduro, lo confirme en el poder.
Estamos hablando de la abstención más peligrosa de la historia política reciente. Según los datos encuestados en el mes de febrero, la cantidad de personas que no votaría es 7,9%. Estos posibles abstencionistas serían 1.136.442 votantes, más que suficiente para superar la brecha y ganar el revocatorio; la cuestión es convencerlos y para hacerlo lo primero que hay que preguntarse es ¿Por qué no quieren votar?
La ventaja del 6D se fundamentaba en dos fuerzas principales. Empecemos por  la situación del país, esta no ha mejorado para nada, de hecho ha empeorado. Es por ello que es muy curioso que en la actualidad 90,1% de los encuestados piensa que la situación del país está mal, mientras que en octubre del 2015 esta cifra era de 91,9%.
De alguna manera en octubre del año pasado había más gente que creía que el país andaba mal que en la actualidad. Lo que más preocupa es el desaceleramiento, solo en octubre 2015 el incremento de la cantidad de personas que sentían cada vez más que la situación empeoraba era de 1,7%. De enero a febrero 2016 esta cifra solo ha sido 0,8%. Por algún motivo nos sentimos mejor aunque vamos peor. Por el lado positivo, de los Oficialistas encuestados 74,8% admiten que la situación empeora.
La baja popularidad y el rechazo hacia Maduro y al PSUV constituyen la otra fuerza que impulsó los resultados del 6D. La popularidad de Maduro es baja, más si la comparamos con el momento de su elección, pero de octubre del 2015 a febrero del 2016 ha mejorado, de hecho ha subido 14,2% y el rechazo hacia él desacelera. Es extremadamente fuerte en el estrato socio-económico  E, en los hombres y en las personas de más de 60 años. Según la encuesta, la labor del PSUV por el bienestar del país es negativa en un 44,3%, pero esos datos se están estabilizando,
La primera vez que comenté esto con alguien me respondió "Pero es que la gente es bruta". Estoy en total desacuerdo, de hecho, escogí el mes de octubre de 2015 para todas las comparaciones porque era el momento de la precampaña y los cambios en las cifras demuestran varias realidades que a muchos les cuesta admitir: los resultados de las parlamentarias fueron el resultado de la acción política y sobre todo el resultado de un voto castigo contra el gobierno. Hemos cometido el error de darle 5 meses al gobierno para responder al 6D y ellos han hecho lo que ha hecho falta para mantenerse en el poder, así de simple.
La pregunta es ¿Qué hay que hacer ahora?
Es bueno entonces ponerle freno al deleite irresponsable que busca eludir el ser que somos, como si los políticos fueran unos esclavistas y nosotros todos los cautivos miembros de una azotada caravana negrera (...) Así, mi primera pregunta —¿qué hago aquí?— cambia de sentido: estoy aquí porque tengo que estar aquí.
En una  mini encuesta que realizamos recientemente en Gente preguntamos quiénes eran los responsables del cambio en Venezuela; en menos de un minuto la mayoría absoluta con 84% la ganó la opción 'Los ciudadanos'. Da la casualidad de que, según Datanálisis, 26,2% de los venezolanos no se considera de ningún bando. Esto me hace pensar realmente que nuestro problema, económico, político y social está en manos de la gente.
26,2% de independientes en medio de esta crisis hacen pensar que es un grupo sin filiación política porque se sienten abandonados por los políticos, después de todo "El venezolano se ríe de quién se ría de él" y abandona a quienes lo abandonan. En medio de la mediatización de la política se pierden de vista las necesidades de todos los venezolanos. Debemos entender que 85,2% de los venezolanos quiere menos confrontación y más trabajo por los temas económicos, políticos y sociales.
También hay que revisar el liderazgo político, porque el único personaje político que supera el 50% de aprobación es Henry Ramos con apenas 18 puntos por encima de Nicolás Maduro. Cierto es que, de entre toda la oposición, Henry Ramos es el que ha tenido mayor visibilidad, pero 18 puntos no es suficiente, con tanta madiatización uno esperaría más.
Ya para concluir, lo último que hay que tener muy en claro es que la política es acción. Sin acción política no estamos haciendo más que perder el tiempo y si no nos ponemos en ello, todo lo logrado se va a perder. El gobierno tiene una gran ventaja en cuanto a movilización, 87,7% de sus militantes en relación al 62,2% de la oposición. La diferencia de los datos de octubre, los resultados del 6D y lo que las encuestas revelan ahora es simple y llana consecuencia de la falta de movilización política, convocada por un liderazgo coherente que unifique, no de nombre, sino de causa. Así que si queremos un cambio este año, más vale dejar el show y a convocar nuestras voluntades a propiciar. La política se trata de acciones y los principios por los cuales se dan esas acciones.


domingo, 27 de marzo de 2016

Papa Francisco insta al diálogo en Venezuela



El Santo Padre pidió que el mensaje de amor de Jesús "se proyecte cada vez más sobre el pueblo venezolano, en las difíciles condiciones en las que vive, así como sobre los que tienen en sus manos el destino del país, para que se trabaje en pos del bien común, buscando formas de diálogo y colaboración entre todos"

Y abogó para que "se promueva en todo lugar la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco, lo único que puede asegurar el bienestar espiritual y material de los ciudadanos".

Francisco se lamentó también de la “forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo”, reiterando así su rechazo a los actos terroristas de las últimas semanas.




miércoles, 16 de marzo de 2016

¿Sabes que es el Holodomor?

De acuerdo a https://es.wikipedia.org/wiki/Holodomor. La palabra Holodomor proviene del ucraniano, y significa hambruna. El término fue utilizado por primera vez por el escritor nacionalista y antisoviético Oleksa Musienko en un reportaje presentado a la Unión de Escritores Ucranianos de Kiev en 1988. Este acontecimiento se conmemora el cuarto sábado del mes de noviembre, tanto en Ucrania y en las comunidades ucranianas de todo el mundo

¿A cuantos venezolanos nos parece reconocer este concepto?



¿Emergencia Eléctrica?


domingo, 13 de marzo de 2016

Lo que piensa la Gente

Siempre me ha gustado tener contacto con la gente, con el hombre y la mujer de a pie. Camino por mercados, calles populares y barrios, por las zonas más humildes de Caracas,  pero también de la provincia.  Me monto en el metro y en los metrobuses, como empanadas y arepas en los negocios más humildes y debo reconocer que, a través de esos contactos, he aprendido cosas que jamás me habrían enseñado en la escuela. Me dedico a escuchar las cuitas de la gente, sus planes, esperanzas, sueños y respetuosamente plasmo esas confidencias en mi programa radial y artículos de prensa,  pero lo más importante, me sirven para hacerme mas humano cada día.

Es así como en los últimos meses, me he dedicado a sondear veladamente a la gente sobre como perciben las actuaciones del gobierno y de la oposición. Apartando las preferencias partidistas, rescato las opiniones de quienes sólo aspiran tener un mejor país, sin importar el color de quien gobierne. He podido percibir que el simple mortal no está tan interesado en la política pura y dura, como nosotros creemos; en que si Maduro renuncia o no; si se le convoca un  revocatorio; si se llama a una constituyente o se legisla sobre una enmienda.

¡Me sorprendo ante la respuesta mayoritaria! Reiteradamente los dos polos en disputa nos han venido diciendo que los venezolanos estamos politizados y polarizados, que exudamos la política por los poros ¿Que pasó, crucé la frontera sin darme cuenta? Si sigo en Venezuela, conviene, entonces, pegar el oído a tierra para ver si logramos escuchar que es lo que la población demanda  de sus dirigentes.

Esto es parte lo que me han dicho: nosotros deambulamos todos los días de arriba para abajo buscando comida y medicinas; madrugamos para hacer larguísimas colas y cuando salimos de nuestro hogar, oramos para que Dios nos ampare de los ladrones y nos permita encontrar los productos regulados porque la poca plata que tenemos no alcanza para pagar los precios que cobran los bachaqueros Cuando regresamos tarde a casa, después de horas en cola, en la televisión los políticos están insultándose entre sí, sin importarles cuales son nuestras necesidades más sentidas. 

Me confiesan que ellos no saben si los precios de los productos son caros o no; lo que sienten es que lo que ganan no les alcanza para comprarlos. Ya casi no pueden mandar los muchachos a la escuela porque no les alcanza la plata para darles desayuno y muchos de ellos están comiendo, solo una vez al día. Les aterra enfermarse, porque si por casualidad encuentran la medicina, están seguros que no tendrán  con que pagarla. ¡Dios que tragedia!

*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
@alvareznv

lunes, 7 de marzo de 2016

PERRO QUE LADRA NO MUERDE

Han transcurrido apenas noventa días desde que los venezolanos concurrieron a las urnas para elegir a los miembros del Poder Legislativo. Una mayoría definitivamente abrumadora se hizo presente para participar en el evento democrático, y lo hizo  con  la convicción de que, de esa manera, se sumaba a lo que para el momento era clamor nacional: impulsar un cambio en la conducción de la Nación.

De esa manera, venezolanos de todas las edades, sencillamente, convertían molestias, decepciones y frustraciones en un aporte al renacimiento y fortalecimiento de la esperanza en que, a partir de la citada elección, se contribuía a convertir al Poder Legislativo en un activador de cambios. Y, con base en lo que establece la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, además, a legitimar la existencia y operatividad del más importante de los poderes públicos, después del Poder Ejecutivo. En otras palabras, se daba así el paso perfecto para que esa otra expresión voluntaria de la soberanía popular, ya no fuera más un elemento integrado al capricho de un individuo empeñado en borrar todos los elementos diferenciadores de los poderes, sino el primer gran nuevo paso para que la autonomía de los poderes dejara de ser una entelequia en Venezuela.

El Poder Legislativo es, de hecho y de derecho, una manifestación institucional y constitucional con capacidad y facultad jurídica para ejercer funciones legisladoras y contraloras sobre todos los demás poderes del Estado. Pero, además, es innegable e indiscutiblemente la voz del pueblo; también el canal que, en un país enfermo de inoperante e ineficiente centralismo, hace posible la presencia en el centro del ejercicio del poder, de la más genuina representación de todos los estados de la República. 

En el proceso de votación, el pueblo habló y se pronunció decididamente a favor de lo que quería y añoraba: el cambio; cambiar. Y lo hizo otorgando una mayoría absoluta a la opositora unidad democrática con 2/3 partes de los miembros del Poder Legislativo, y animado, además, por la convicción de que, ganando la oposición, el país iba a registrar un verdadero sacudón transformador, de innovaciones y de adecuaciones a la generación de soluciones para beneficio de la maltratada sociedad venezolana. Sencillamente, apostó por la solución de lo urgente, y olvidó, justificadamente, que en política se dan las manos -pero también compiten- lo urgente y lo importante.

A la sociedad venezolana, definitivamente, hoy poco le importa que aquellos a quienes eligió para que integraran el Poder Legislativo, sólo hayan podido trabajar durante sesenta días, a partir del momento de su juramentación. Inclusive, que cuatro de esos parlamentarios ni siquiera hayan podido ocuparse de trabajar para su estado -Amazonas- porque la resistencia a los cambios en el país también está aliada a la estratégica necesidad de preservar libres ciertos canales, totalmente ajenos a lo que se traduce en satisfacción, prosperidad y bienestar ciudadano.

Quizás es por eso por lo que una parte importante de esa misma sociedad electora, dé demostraciones de estar desesperada ante su percepción de que existen problemas que, antes que superarse, se están agravando. Los califican de graves de subsistencia. Y se tratan de la inseguridad, del desabastecimiento de alimentos y hambre, de la salud por la carencia de medicamentos  y de insumos médicos, y las fallas en el servicio eléctrico y la escasez de agua potable.

Todos asociados, directa e indirectamente, a problemas de derroche administrativo y corrupción, a los controles de cambio y de precios, a la inflación desbordada y alentada por el triste papel  para el que quedó el Banco Central de Venezuela, a la desaparición progresiva de empleos de calidad y de la capacidad de generación de los mismos, al cierre acelerado de empresas privadas de todos los tamaños, y a la inexistencia de una justa administración de justicia en Venezuela.

El reclamo de los votantes, definitivamente, pudiera lucir simplista. Pero, en el fondo, representa lo que se siente por lo que se aprecia y que no se traduce en respuestas ante las esperanzas que se cifraron noventa días antes; entre otros,  la solución de problemas, y procurar una progresiva reconciliación -o al menos un respeto mutuo- entre los dos grandes polos políticos: la Mesa de la Unidad Democrática y el Partido Socialista Unido de Venezuela.

En lugar de eso, consideran que la Asamblea Nacional se ha convertido en una especie de jaula de perros rabiosos que ladran y tiran mordiscos a diestra y siniestra; y que los Diputados de ambos bandos parecieran estar solamente motivados por la necesidad de lanzar insultos, formular  acusaciones de todo tipo y, obviamente, de demostrar que cada una de las partes no está allí para dar su brazo a torcer. Mientras tanto, no se resuelve nada. Por el contrario, día a día, todo va empeorando.

Al venezolano de a pie, poco le importa e interesa el discurso de avanzada o reaccionario de los parlamentarios que hacen uso del micrófono en la Asamblea. Lo que le inquieta, es que está siendo copado por una gran desesperación, y que no quiere morir o ver a alguien de su grupo familiar que le suceda lo mismo, por causas de hambre o por la carencia de alguna medicina. Asimismo, que las soluciones, sencillamente, parecieran ser más el producto de concesiones entre enemigos irreconciliables, y no un acto del ejercicio responsable de quienes integran un Poder, llámese Ejecutivo o Legislativo.

La Constitución reza que en Venezuela, la alimentación y el derecho a la vida, entre otros, son eso, derechos humanos. Pero no derechos supeditados al capricho de individuos o de grupos a quienes poco pareciera importarles que, por tardanza o inexistencia, se traduzcan en motivo  para morir de mengua al no conseguir quién lo atienda en un centro de salud, ni los medicamentos adecuados. Niños, abuelos, padres mueren por el efecto del cáncer o cualquier otra enfermedad u operación irrealizable por falta de insumos, y el hecho, si acaso, luego termina siendo un número más en la estadística de la tragedia en la que se ha convertido vivir en Venezuela. Mientras tanto, siguen los debates en la Asamblea. Y enfermos y familiares, gente sin trabajo y sin capacidad de compra de alimentos, lo que observan es un pleito interminable; también a individualidades en proceso demostrativo de  quién grita más o de quién ofende más.

A los que están al frente del Gobierno y a los parlamentarios, les corresponde entender y aceptar que el eterno repiqueteo de “tú propones y yo me opongo”, no le interesa al venezolano que, por años, ha venido dando pasos en falso, entre pobreza y promesas incumplidas. Lo que quiere -porque lo necesita- son soluciones. El sabe -o intuye- que eso de la corrupción, no es otra cosa que robo; también que si existe un Poder Judicial, entonces, debe ocuparse de detectar al ladrón, enjuiciarlo y sancionarlo. Nunca protegerlo o esconderlo; resguardarlo con artilugios legalistas. En fin, que el que tenga deudas con la justicia, que las pague debidamente.

Lo que se plantea, en fin, no es un problema personal. Se trata de asuntos nacionales que afectan a toda una sociedad que demanda soluciones. Y que, con la misma vehemencia y dureza, se lo plantea a los poderes públicos que compiten por un manejo más eficiente de fuerza o de supuesta fuerza. Porque de seguirse intensificando la permanente o interminable diatriba y puja por el control de poder, el único resultado apreciable siempre va a ser la pérdida de la poca esperanza que queda entre los ciudadanos, y la erosión acelerada en la ya menguada credibilidad que se tiene en la dirigencia política.

Las encuestas y estudios académicos que se han estado ocupando del tema,  vienen arrojando resultados que hacen sentir la pérdida de credibilidad en los partidos políticos convencionales y en algunos de sus líderes. Y  con la alimentación de esas actitudes de perros rabiosos, definitivamente, se  corre el riesgo de abrirle las puertas a males mayores que pudieran emerger promovidas por cazadores de oportunidades, o de aventureros de ocasión.

Para el ciudadano de a pie, que es numéricamente la expresión de la mayoría de los venezolanos, la Democracia no es perfecta, pero sigue siendo la mejor forma de Gobierno. Y ya cansado de falsos Mesías, a la vez que rechaza quebrantamientos institucionales por la vía de actos de fuerza,  cuando demanda soluciones, es porque  añora condiciones y posibilidades para vivir en un ambiente de paz, de verdadera felicidad y de auténtica prosperidad.

                                                                                        Egildo Luján Nava
           Presidente de Fedecámaras Miranda y Director de  Fedenaga