domingo, 12 de junio de 2016

¡Gente pa bruta!

En los anales de la estupidez humana, el episodio venezolano del “comunismo chavista” será reconocido como uno de los más grandes, por los tiempos en los que ocurrió, en plena modernidad. Si los estudiantes rusos de la actualidad, en sus lecciones de bachillerato rescritas, nada menos que por su Academia de las Ciencias, tienen que aprender que su socialismo fracasó porque “fueron incapaces de estimular la producción” y que “los productos eran incapaces de competir en calidad” con occidente, esa rendición, ante el antiguo enemigo, no es nada en comparación a lo que entendió el vulgo ruso ahora, soviético antes, en carne propia, cuando las mayorías cayeron en cuenta de que su modelo tenía un techo de cristal que impedía que todos fueran felices porque terminó, claramente, impidiendo que la gente comiera sus tres comidas al día.
Por eso la generación de Vladimir Putin es una generación surgida de las vicisitudes de la Post Guerra, endurecida por sus carencias durante la Guerra Fría y que emergió con la única ideología que podían entender en carne propia, la “ideología de la supervivencia”. Eso que todo ruso conoce muy bien y que denomina Vorovskoy Miro Mundo del Pillaje, una cultura Underground que nació junto con la Revolución en 1917 y que siempre estuvo presente en el submundo ruso en la medida en que las carencias se fueron haciendo patentes durante la guerra fría, un mundo de intereses subterráneos que nada tienen que ver con los mafiosos de las películas, pero que terminó corroyendo los cimientos de la revolución desde adentro.
Por eso es que el “comunismo chavista”, la elite gobernante y sus acólitos enriquecidos entienden un aspecto fundamental. La revolución soviética estuvo sostenida por los mejores, por los más calificados, gobernados por la Academia de las Ciencias capaces de generar mega corporaciones que produjeron sesenta y cinco mil aeronaves en los primeros veinticinco años de “guerra fría”, más de doscientos mil tanques, millones de piezas de artillería, gobernaron el átomo y construyeron miles de naves para exportación siendo los primeros en sacar al hombre al espacio. Hoy todos ellos coinciden en algo: Lo que ha pretendido hacer el chavismo en Venezuela es una inmensa estupidez.
Lamentablemente para todos los venezolanos, incluyendo al chavismo, quienes están hoy en el poder, en su mayoría son funcionarios públicos de pequeña o ninguna importancia, en un país tercermundista donde solo veinte o treinta mil almas producen el 99% de las divisas, mientras no más de 12.000 en la Empresa Polar, la industria privada, producen el 40% de nuestra canasta alimentaria. Ostentan y quieren perpetuarse en el poder quienes son incapaces de tener equipos que recojan la basura de las calles y tienen el tupé de decir que son capaces de hacer lo que los más calificados europeos tras cincuenta años de aplicación, sostienen hoy que era imposible. Mientras, Putin sustenta que Lenin puso una “bomba de tiempo” que arrasó con la Unión Soviética y que el lugar en que él vivió era lo menos parecido “a la ciudad del Sol, narrada por los socialistas utópicos” (BBC) Maduro y su combo de comunistas primitivos creen ciegamente que ellos, sin cualificación, sin industria, sin ciencia, sin tecnología, rodeados de acólitos que solo le piden casas y dádivas lograrán semejante cometido.
Por estos días Putin ha reconocido que fue un enorme error “matar al Zar, a los miles de sacerdotes y a los opositores” (The Guardian) mientras los de aquí, creyendo que están en una gesta heroica, ya nos han demostrado que están dispuestos a matarnos, a torcer las leyes y destruir sin contemplaciones a los pocos que quedan produciendo en Venezuela. Que los chinos digan que fue un error todo lo que hoy intenta el chavismo, que los alemanes sostengan que es un suicidio lo que opera en las mentes de estos manganzones prehistóricos, que el mundo a esta hora ya se les ha volteado en pleno y que el populismo (vía que los comunistas decimonónicos encontraron para implementar su modelo atávico) haya sido un fracaso desde la Patagonia hasta México, no les diga nada o no les llame la atención, es realmente preocupante porque significa que tratamos con mentes obtusas y eso, es más peligroso. Que la gente rebusque en la basura por comida y que estos señores se empeñen en continuar su modelo porque no les importa, es realmente preocupante por su alto grado de criminalidad.
Que gente que antes era solida de pensamiento o por lo menos eso nos hacían creer, pretendan sobrevivir a lo que se nos viene encima y que un grupo humano, sin herramienta intelectual alguna crea seriamente que son mejores y que lograran superar a los rusos, a los alemanes y a los chinos, no los califica de socialistas, ni siquiera utópicos, sino de personas profundamente brutas. Mi problema no es que sean brutos, eso no es lo que realmente importa, lo que me preocupa es que esos brutos nos han traído hasta aquí: a la hambruna más pavorosa y a la represión más cruel.

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