domingo, 26 de febrero de 2017

Venezolanos Migran al Sur

Caracas. Mariana Bello, de 44 años, supo que su vida en Venezuela se había terminado en diciembre pasado, durante el colapso monetario y el estallido de ira social que acompañó la retirada del billete de 100 bolívares (no concretada todavía, tras varias marchas atrás del gobierno). "Fue una burla al pueblo", dijo.

Más de dos millones de venezolanos emigraron de su país desde la llegada de Hugo Chávez al poder, en 1999. ¿Por qué? Hoy, cuando la revolución bolivariana celebra su mayoría de edad, sufre los peores males: la mayor inflación del planeta, el desabastecimiento de alimentos, la violencia galopante, la escasez de medicamentos y la ausencia de horizontes políticos.

Empujados por la desesperanza, en los últimos meses, miles de venezolanos emprendieron por ruta la travesía hacia el sur del continente, porque los pasajes aéreos están demasiado caros. Los destinos favoritos son Colombia, Ecuador, Perú, Chile y la Argentina. Hasta Buenos Aires, por ejemplo, el trayecto cuesta más de 30 salarios mínimos (unos 300 dólares).

Estéfano Bartolomeo (21), el hijo de Bello, también estaba convencido de irse del país luego de 12 meses de decepción política. Estudiante de Comunicación Social en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y militante opositor, depositó todas sus esperanzas de cambio en la Asamblea Nacional, que sobrevive hoy a duras penas, prisionera del gobierno del presidente Nicolás Maduro.

"Mi amor, te saco de este país. No he tenido un chamo [chico] para que me lo maten", repite Bello sus propias palabras, sin dejar de mirar a Estéfano. Ambos se confabularon: comenzaba la gran huida.

La tendencia de los últimos años se transformó en una fuga vertiginosa en los últimos meses. Una estampida que hoy, sobre todo, mira al Sur. La consultora Datanálisis confirma algo que el venezolano siente a su alrededor y en sí mismo: nueve de cada diez ciudadanos prefieren irse del país. Para el 93% de los encuestados, sus ingresos sólo alcanzan para adquirir, como mucho, la mitad de los productos que necesita para vivir. El 48% confiesa que puede comprar "muy pocas cosas".

"Me voy demasiado." El lema lo acuñaron en 2015 unos estudiantes que también soñaban con fugarse del país. Según otro estudio de varias universidades, entre el 67% y el 82% ya se querían ir hace dos años. Hoy son muchos más. Los sociólogos denominan a esta última "la ola de la desesperanza".

El fenómeno se desparramó por todo el mapa del continente y por otras zonas del mundo, como España. En Colombia, los investigadores se atreven a elevar el número de emigrantes hasta 800.000, lo que provocó tensiones en algunas zonas del Atlántico, además de las maltratadas fronteras con Cúcuta y Maicao. En Panamá, uno de los primeros destinos de la huida, el año pasado se convocó una manifestación contra los venezolanos, que fracasó estrepitosamente. En Brasil, los jóvenes cruzan a pie. A la isla holandesa de Curaçao viajan incluso en balsa, copiando a los cubanos. En los Estados Unidos, se convirtieron en el grupo más grande en demanda de asilo.

"En los últimos tiempos vivimos presos en nuestras propias casas. Viajar a Quito se convirtió en algo más que una oportunidad. Sobrevivimos por mis ahorros, que ya mermaron. Yo voy con todo, para trabajar en una panadería o cuidando viejitos, me siento joven", resume la caraqueña Bello, técnica de comercio desocupada por culpa de la crisis.

Ecuador es su destino ideal: allí pueden tramitar la nacionalidad (la abuela nació en el país andino) y ya otros familiares pusieron los primeros cimientos. Su travesía hacia el Sur es muy parecida a la que emprendieron miles de venezolanos por ruta, "porque los pasajes aéreos están demasiado caros", dijo.

Jackson Altuve (20) se lanzó a la aventura hace casi dos meses con los 300 dólares reunidos por toda la familia. Hoy está en Barranquilla, vendiendo botellas de agua en la calle a los turistas sedientos que llenan sus calles carnavalescas. Acaba de entregar su currículum en el hotel Rivera del Mar. "Nos llegan todos los días entre siete y ocho venezolanos a pedir trabajo", dicen allí.

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