sábado, 29 de julio de 2017

A las puertas de la Venezuela Soviética


A las puertas de la Venezuela Soviética

El próximo domingo será un día crucial para Venezuela. La República que conocemos, la que nos costó sangre, sudor y lágrimas conquistar en 187 años de historia convulsionada, está a punto de ser ofrecida en sacrificio en medio de un festín que convoca a las más despreciables rapiñas cuya hambre y sed de corrupción e inmoralidad nunca parece saciarse y que están dispuestos a engullir hasta el último hueso que le quede al cadáver de un país que llegó a ser referencia mundial para quienes buscaban oportunidades y progreso.

No me resulta difícil recrear en mi mente el amanecer que tendremos el próximo lunes: una bandada frenética y resentida, como pistoleros embriagados, entrando al Palacio Federal Legislativo para celebrar como triunfo la consumación del secuestro masivo que nos harán a la mayoría de los venezolanos que agotamos todas las vías democráticas y políticamente correctas para demostrar que nos oponemos a la barbarie comunista del chavismo. La Republica quedará amordazada por el cuello hasta ser asfixiada por las manos criminales que reían mientras caminaban sobre los cuerpos de más de cien compatriotas caídos en la lucha por la libertad.

A todos los simpatizantes del oficialismo que creen que tendrán algún tipo de protagonismo en ese nefasto y fraudulento proceso constituyente, sobre todo aquellos que con pena y vergüenza escuchamos vociferar sus alienadas propuestas como candidatos en medio de insoportables cadenas de radio y televisión, les tendrá que pesar la responsabilidad de ser cómplices de la catástrofe, al tiempo en que vivirán con el peso que significa que la inmensa mayoría del país los rechaza y desprecia, ustedes no serán inocentes en nada, cada voto que emitan este domingo estará salpicado de la sangre derramada por inocentes asesinados por ejercer su derecho a protestar, por el dolor de las madres que los lloran, por el sufrimiento de las jovencitas violadas por los cuerpos represivos, por el grito del torturado en las mazmorras del régimen, por el desespero del niño que vio entrar a su casa al monstruo que le destruyó su hogar, por el padre que entre rabia y lágrimas busca en la basura algo que llevar de comer a su familia, a todo eso, usted chavista le estará firmando su coautoría, pero sepa que la historia y la vida se lo cobrará.

Al resto de los venezolanos, aquellos que todavía creen que esto se trata de una simple diatriba política y que siguen inertes o indiferentes por cuidar algún beneficio o interés, podrán dejar de preocuparse, ya no tendrán nada que cuidar. Su rol en el país pasará a ser el de esclavo de quienes le impondrán desde el poder todo lo que usted debe pensar, decir, hacer y comer, ya no tendrán que resolver sus vidas, habrá quienes se las resuelvan por ustedes.


Es triste amigos. Decir estas palabras duras no es fácil pero resulta indignante la forma en que dejamos que nos arrebataran el país y que no estuvimos dispuestos a hacer lo suficiente por defenderlo. Somos una mayoría que nos estamos dejando mangonear por un reducido grupo delincuencial que pretende ponernos permanentemente de rodillas y que aún queremos enfrentar con buena fe o patrones constitucionales y democráticos que no tienen espacio alguno cuando el enemigo está dispuesto a matarnos sin contemplación alguna. Siento vergüenza por esta juventud gallarda que expone su vida resistiendo a los esbirros del régimen a pesar de las críticas, indiferencia o cobardía de muchos, más rabia aún es saber que a costa de sus sacrificios existan políticos que a estas alturas sean capaces de negociar con la dictadura no por la libertad, sino por rescatar algunas parcelas de poder, como si obtener una gobernación o alcaldía les resultara de alguna utilidad cuando aquí se imponga el estalinismo dirigido por Nicolás Maduro y sus secuaces.

Te quedan dos días Venezuela. Poco tiempo para decidir si sigues obediente y sumisa a las directrices de unos partidos políticos que te exigen sacrificio, pero que no están dispuestos a inmolarse por ti o si definitivamente asumes tú misma el liderazgo en tu lucha por lograr la libertad. Todavía podemos hacerlo, pero impera la necesidad de pisar suelo y entender la realidad de lo que vivimos y a lo que nos arriesgamos, ya no hay tiempo para sutilezas ni vacilaciones.

Pero tengan claro esto: aun cuando logren instalar su constituyente fraudulenta, tendrán a un gran número de venezolanos enfrentándolos, no se rendirán y puede que llegue el día en que el león despierte y se dé cuenta que las hienas lo gobiernan, entonces allí el orden natural de las cosas se impondrá y no habrá forma de parar la embestida, se los aseguro.

Profesor en Ciencias Sociales

Twitter: @jaggalindo
jorgeantoniogalindo@gmail.com

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