Noel Álvarez*
Poco
me gusta hablar en primera persona de lo que me sucede, me gusta o hago, pero
en esta oportunidad una amiga me convenció al decirme, que si no hablamos quienes
tenemos la posibilidad de expresarnos en los medios de comunicación, ¿quién
hablará por quienes no pueden hacerlo? Esto me persuadió de relatar un hecho
muy lamentable que me pasó durante mi último viaje.
Fui
invitado a participar como ponente en la Asamblea anual de la Asociación Profesional
de la Industria
Funeraria (ASOPROINFU), celebrada en Porlamar. Me remitieron el boleto con el siguiente
itinerario, ida: 25 de junio, hora 7:40 pm y el retorno: 27 de junio, hora 10 pm, ambos por
Aeropostal. Llegué a Maiquetía dos horas antes de la salida del vuelo, para mi
sorpresa, este salió puntual. Al desembarcar en Nueva Esparta, pensé confirmar
mi vuelo, pero desestimé la idea ¡craso error!
Presenté
mi
ponencia el 26 de junio. Durante la mañana del siguiente día, sábado
para mas señas, se celebraron las
elecciones y por la tarde me dispuse para el retorno; a las 7:20 pm me
trasladé al aeropuerto. Al llegar me sorprendió encontrar
las taquillas de Aeropostal cerradas. Ante la ausencia de personal en
los
mostradores, me dirigí al modulo de información. La joven que me atendió
allí, consultó
mi boleto y me notificó que ese vuelo no existía los sábados, desde hace
6 semanas, aproximadamente.
Múltiples
preguntas cruzaron por mi mente: ¿Cómo suspenden un vuelo sin notificarle a los
interesados? Si el vuelo no existe los sábados ¿Donde me colocaron? y ¿Qué
puede hacer una persona que no tenga dinero para pagar el hospedaje, traslado y
comida?. Por fortuna yo recibí el auxilio de mis anfitriones, pero el que no
tiene esa suerte, simplemente debe quedarse a dormir en el aeropuerto hasta
conseguir viajar a su destino. Al día siguiente, domingo, continuó mi vía crucis. La aerolínea se escudó
en un supuesto mensaje a un destinatario y teléfono fantasma. Nunca recibí ese
mensaje. Para el vuelo de la noche ni siquiera me colocaron en lista de espera.
¡Quédese por allí para ver que sale! Me soltaron a quemarropa. Pero cerraron el
vuelo sin vacantes, ¡vengase mañana a las 6am! Me dijo una empleada, con cara
de pocos amigos, ¡pero sin garantía!
Me
tracé como meta, esperar hasta que llegara el vuelo de esa noche, hecho que
sucedió como a las 11pm, quizás por la insistencia o para quitarse el fastidio
de tenerme allí estorbando, me permitieron embarcar en ese último vuelo, que terminó
despegando a las 12:05 am. Al llegar a Maiquetía no había taxis. La divertida anécdota
de mi traslado a Caracas será el objeto de otro artículo. Muchos pasajeros que
no encuentran como trasladarse hasta sus hogares, deben permanecer en el
aeropuerto, expuestos a que les suceda cualquier cosa, ya que, solo a partir de
las 4 am, comienzan a operar los taxis.
Los
retrasos y abusos de las líneas áreas se han convertido en rutina; muchas personas
languidecen a la espera de la salida de sus vuelos: Las aerolíneas se lavan las
manos y las autoridades no han podido resolver la grave situación. Las primeras
se quejan de la falta de dólares para mejorar el servicio y mientras tanto, los
pasajeros debemos soportar todo tipo de abusos. El pésimo servicio es el
reflejo del lamentable caos que impera en el país, en casi todos los servicios.
*Coordinador Nacional de “Gente”
Generación Independiente
@alvareznv
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