Quien no lee o
interpreta la historia está condenado a repetir los errores del pasado, dicen
algunos historiadores, debido a que esta no se repite: sino que rima. Como un
observador crítico de los fenómenos sociales que ocurren en diversas partes del
mundo, no puedo obviar el análisis de los que suceden en mi entorno.
Hoy quiero
contarles la historia de un país que se empeñó en implementar un sistema
económico de ingratos recuerdos para casi todo el mundo. Hablo de una corriente
económica que ha representado, en el
devenir de la humanidad, el camino seguro hacia la carestía, la escasez, el
hambre, la pobreza y la indignidad de los pueblos. Ha quedado demostrado
que no siempre lo que es malo para el
pueblo, también lo es para los gobiernos, quienes algunas veces avanzan
apoyados en la miseria para implementar mecanismos de control social.
Cuando ese gobierno
asumió el control del Estado, inmediatamente implementó un nuevo enfoque
económico: a)La economía social, donde el gobierno asumía el control de las
empresas que consideraba de interés; b)La economía mixta en la cual el gobierno tenía el control
accionario de las empresas; c)solo dejaba un resquicio para la economía privada
donde únicamente operarían empresas con bajos niveles de capital .Este proceso
condujo al control del 80 % del parque industrial y a la estatización de buena
parte de la banca. Después de 3 años el gobierno, había expropiado 4.400
predios agrícolas que representaban más
de 6 millones de hectáreas confiscadas y abandonadas.
Para fortalecer el
camino del infierno económico, el gobierno incrementó irracionalmente el gasto
público y con él, la emisión irresponsable de moneda sin respaldo de la
producción interna y sin el soporte de las reservas internacionales. Este
fenómeno llevó al país a tener una inflación durante un año de 140 %., agravada el siguiente año, donde
alcanzó cerca del 1% diario, 365% anual. La política de controles causó la
merma del escaso aparato productivo y motivado a la falta de productos,
aparecieron los mercados negros de alimentos, donde se vendían hasta 10 veces
por encima del precio establecido. La desaparición de los productos en los
anaqueles de abastos y supermercados llevaron a los consumidores a formar
largas colas frente a los establecimientos, sin tener la certeza que lograrían
adquirir los bienes en procura..Aunque se parezca, no hablo del país que
ustedes piensan, pero los venezolanos debemos empeñarnos en lograr que la parte de la historia que nos tocó vivir,
tenga un final diferente a la del Chile de Salvador Allende relatado en este
escrito.
*Coordinador Nacional de “Gente” Generación Independiente
@alvareznv
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